Película del bastante desconocido Tod Williams que aborda la historia real de un cómico estadounidense (aquí interpretado con solvencia por Sean William Scott) que sufre un desorden de atención que le lleva de grupo de alcoholicos anónimos a decenas de otros grupos de reunión en los que relata su historia antes de encontrar su lugar en la comedia. Sus formas son las propias del moderno cine independiente americano y su guión, escrito también en parte por el realizador, se compone de secuencias de corte cómico-dramático pero indudablemente la sensación que deja "Trainwreck" es la de un film correcto, medianamente original, por momentos aburrido, que tiene cierta lucidez en cómo muestra la relación de amor de su protagonista pero que no termina de despuntar porque sus limitaciones son muchas. Ligera, en parte entretenida y facilmente olvidable.