A John Heder no le va muy bien la vida fuera de "Napoleon Dynamite", cuando se trata de protagonizar una comedia como ésta, insulsa, predecible hasta la náusea, sin ápice de originalidad ni personalidad la cosa se le queda grande y su trabajo pasa por ser cercano a lo despreciable. El tal Tim Hamilton debuta en la realización con una supuesta comedia con alguna risa de choque (es decir, algún gag puntual) e intentando capturar ciertos toques de la nueva ola de comedia absurda o estrafalaria que no le quedan bien porque no sabe cómo hacerlo. En cambio se mete de lleno en un guión plúmbeo, archiconocido más allá de que su planteamiento esencial sea muy ligeramente ingenioso. Jeff Daniels está horrible, Keaton ni siente ni padece en una comedia necia más para su filmografía y una Anna Faris que no sé porqué me atrae, porque su historial es para echarse a correr. En resúmen una peli bobalicona, de sábado lluvioso por la tarde en la tele echando cabezaditas de por medio.