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España España · Las Palmas de Gran Canaria
Voto de Borsalino:
8
Aventuras Dos buceadores profesionales, Domingo Quesada y su amigo Johnny Grant, se topan en aguas del Caribe con el tesoro de un galeón español del siglo XVII. Tras comprobar su autenticidad, regresan para recuperarlo; pero Rico Herrera, un cazador de tiburones, también merodea por las mismas aguas. (FILMAFFINITY)
16 de julio de 2012
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando el magnate Howard Hugues decidió comprar la RKO Radio Pictures se propuso levantar un imperio que pudiera equipararse a las grandes 'majors' de Hollywood: Paramount Pictures, Metro-Goldwyn-Mayer, Twentieth Century Fox y Columbia Pictures. La RKO y la Universal eran mucho más modestas y no podían competir en presupuesto pero sí en la nómina de grandes profesionales. Como todo el mundo sabe, la trayectoria cinematográfica de Howard conoció una fortuna desigual pero justo es reconocer que suyos fueron algunos descubrimientos como Jean Harlow, Robert Mitchum, Jane Russell o Faith Domergue.

Decidido a convertir su más bello descubrimiento en una primera figura de la pantalla gracias al enorme éxito de Los caballeros las prefieren rubias, colocó a la Russell en la primera superproducción que incorporaba el esplendor del Cinemascope en la RKO anunciándola a bombo y platillo: Underwater! Los continuos aplazamientos de un rodaje accidentado, la construcción de un gigantesco tanque de agua para las escenas submarinas y una delirante promoción que incluía una première también submarina para la prensa desplazada a Florida con todos los gastos pagados, hicieron del filme uno de los mayores perdedores de dinero de la historia del cine, y uno de los más infravalorados.

La realización recayó en un cineasta particularmente capacitado para el terreno de la acción, John Sturges (La gran evasión; Los siete magníficos), quien habilita una puesta en escena dinámica y espectacular trasladando las cámaras hasta escenarios naturales de Hawai y Florida. Con la ayuda de Harry J. Wild en la fotografía (Historia de un detective; Los caballeros las prefieren rubias), saca el máximo provecho de la sensualidad de sus protagonistas en dos escenas famosas: El besuqueo bajo el agua de Jane Russell con el supermacho Richard Egan; Con el otro galán, el latino Gilbert Roland, Jane bailó la canción "Cerezo verde" al son de la orquesta de Pérez Prado. Ni siquiera las toneladas de publicidad en lo que a todas luces era un vehículo de lucimiento para mayor gloria de la belleza de Jane Russell y su poitrine, evitaron el descalabro económico del que la RKO tardaría en recuperarse. Vista hoy, esta bonita odisea de buscadores de tesoros que versa sobre la codicia humana, constituye un título modélico en su género, así como de una época, que se beneficia de una factura ejemplar y del virtuosismo técnico de John Sturges. Una película que extiende sus tentáculos más allá de lo fílmico para contarnos la historia de una ambición, la de un megalómano llamado Howard Hugues que escuchó cantos de sirena.
Borsalino
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