¡Qué historia más agradable y bien contada! No será una gran película pero al menos todos los personajes se hacen creíbles y adorables. Sin necesidad de exhibir musculitos, sin necesidad de caritas guapas, sin necesidad de juventud, esta historia funciona y te arrastra hasta su final. Todos los personajes están bien definidos hasta en su indefinición y basta con que aparezcan en un par de planos para que nos identifiquemos con ellos y los queramos. ¿Dónde existirá un pueblo como ese? Un pueblo donde el amor, la tolerancia, la solidaridad, la verdad y toda una serie de valores positivos son los conductores de su vida. Si alguien quiere que la comunidad hetero se haga solidaria con la comunidad gay debe recomendar esta película. Y si se trata de gente con capacidad para intervenir en la producción de una película, que tomen “Big Eden” como un referente y se dejen de locas deambulando sin sentido por la pantalla que hasta a los mismos homosexuales producen rechazo. ¡Cuidado! No van a ver una obra maestra, ni siquiera una muy buena película, pero pasarán casi dos horas muy agradables y al final se darán cuenta que no les han tomado el pelo ni se han burlado de ustedes. Gente buena hay en todas partes, lo que pasa es que aquí los han puesto todos juntos. Vale, para eso está el cine al que en algún momento se le definió como “la fábrica de sueños”