La historia tiene interés, pues se plantea en serio el despertar a la homosexualidad de un joven alumno en una escuela de élite que se enamora de su compañero de apartamento y al mismo tiempo duda del amor a su novia. Pero sus primeras experiencias no serán con ese compañero sino con un muchacho del proletariado, aunque serán igualmente satisfactorias. Aquí es donde se quiere plantear la lucha de clases que en lo relativo al sexo parece que no es tal lucha. Seguramente la novela en la que está basada la película será interesante pero el guión obtenido a partir de ella es de lo más inconexo. Además el director pretende hacernos creer que la película es buena, y nos va a gustar, porque ha tenido varias ideas epatantes, como por ejemplo los reflejos en el agua de la piscina, o las caricias delante de varios espejos para que parezca un caleidoscopio. Puro efectismo sin sentido ni influencia en la historia. Eso sí, en cuando tiene ocasión saca a los componentes del equipo de waterpolo desnudos en las duchas para que se vean sus cuerpos perfectos y sus sexos bien dotados. La música es igualmente pretenciosa y utiliza partes de composiciones muy buenas y conocidas que suenan muy bien pero que, al igual que esas imágenes vacías de contenido, tampoco aportan nada a la historia. En definitiva, superficialidad, no hay introspección de los personajes, que por otra parte sería imposible de conseguir con esos malos actores.