Imagínense la cantidad de relatos que se han escrito en todos los tiempos, pues la mayoría, en manos de un buen guionista, podrían ser adaptados al cine. En particular los de Edgar Allan Poe son idóneos para sacar una película. También se necesita un director que sea capaz de contar con imágenes esa historia que está escrita en palabras. Y los personajes, uno o varios, en este caso demasiados, deben ser interpretados por actores que hagan creíble lo que les ocurre. Ni guionista, ni director, ni actores se puede decir que se han encargado de esta película. ¡Vaya bodrio! Cada vez que veo una cosa de estas pienso en la cantidad de gente que ama el cine y están locos porque algún productor les acepte un guión, o que se invierta un dinero para poder dirigir una película, y hasta la cantidad de buenos actores que serían capaces de trabajar gratis. Lo que realmente duele es el tiempo perdido viendo este bodrio.