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Drama. Acción. Bélico
Barcelona 1714 es la historia de Agnés, una chica que intenta sobrevivir en una ciudad en guerra. Con la vitalidad de su juventud, Agnès aspira a vivir, a huir de la ciudad, lo que no puede entender Jan, joven oficial dedicado en cuerpo y alma a la defensa de su patria. Después de muchas decepciones y duras experiencias, Agnès deberá tomar una decisión vital: subir al último barco que saldrá de la ciudad o quedarse para luchar hasta el ... [+]
23 de septiembre de 2019
58 de 102 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tarraconensa Anna Bofarull elabora otra ucronía al servicio de esa administración fratricida y caínita rindiendo pleitesía a su mayoral, construyendo ésta criatura, cual Mary Shelley, su Frankenstein... Nada importa, ni el cutrerio en los cromas, ni la ausencia de ritmo, dirección artística, actores profesionales o siquiera verdadero amor por el relato original, (nacional o regionalista)
Actores del batiburrillo: abnegada y cipaya leva a punta de fuste de la TV3 y su mustio intento de NODO chafardero para hacernos creer su monólogo: la película carece de relato. Una exasperante, hierática y genuflexa historia de amor para envolver su aburrida propaganda política.
Barcelona 1714 no es la historia de subleva la gleba, es la sublevación de la ingenio embaucador frente a la razón historiográfica... Nada parece desdeñar intenciones ladinas, la señora Anna Bofarull nos entrega ese eterno canto de cisne átono que, más asemeja querer opositar a las primarias de cualquier lista de subvenciones al servicio del burgués vulgo, que de realmente entregarnos un relato lúcido, apasionante y auténtico de nuestros héroes universales: cual Viriato, (venerado lusitana y castellanamente) o Boudica, (idolatrada en cualquier rincón de la pérfida albión), es decir: se pierde lo apasionado de un relato universal por el siempre más recompensado autarquismo cultural.
Eso es Barcelona 1714, el trabajo de fin de carrera de una directora obsesionada por encaramarse como el azote contra el benemérito yugo y el garrote vil mesetario y charnego. Una vez más, la quijotesca del nacionalismo que destruye sus propios mitos a favor del sol que más caliente, (TV3) cueste lo que cueste.
En definitiva: zafia y torpe arenga que sólo tendrá eco entre los ultras de cualquier discurso casposo. Y "Barcelona 1714" no se libra de la quema...
Actores del batiburrillo: abnegada y cipaya leva a punta de fuste de la TV3 y su mustio intento de NODO chafardero para hacernos creer su monólogo: la película carece de relato. Una exasperante, hierática y genuflexa historia de amor para envolver su aburrida propaganda política.
Barcelona 1714 no es la historia de subleva la gleba, es la sublevación de la ingenio embaucador frente a la razón historiográfica... Nada parece desdeñar intenciones ladinas, la señora Anna Bofarull nos entrega ese eterno canto de cisne átono que, más asemeja querer opositar a las primarias de cualquier lista de subvenciones al servicio del burgués vulgo, que de realmente entregarnos un relato lúcido, apasionante y auténtico de nuestros héroes universales: cual Viriato, (venerado lusitana y castellanamente) o Boudica, (idolatrada en cualquier rincón de la pérfida albión), es decir: se pierde lo apasionado de un relato universal por el siempre más recompensado autarquismo cultural.
Eso es Barcelona 1714, el trabajo de fin de carrera de una directora obsesionada por encaramarse como el azote contra el benemérito yugo y el garrote vil mesetario y charnego. Una vez más, la quijotesca del nacionalismo que destruye sus propios mitos a favor del sol que más caliente, (TV3) cueste lo que cueste.
En definitiva: zafia y torpe arenga que sólo tendrá eco entre los ultras de cualquier discurso casposo. Y "Barcelona 1714" no se libra de la quema...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Españolear: dice ser de aquel, que haciendo uso u omisión de origen, procura mostrar un irracional amor u odio hacia todo lo hispano y que, paradójicamente, constituye uno de los más insignes estereotipos del español: hablar mal de sus vecinos o del propio país, sin ser consciente de que, con ello, adquiere aun más cariz hispano por ser el más tramontano y sempiterno tópico del espécimen ibérico.