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Voto de Benjamín Reyes:
6
Drama Elia cumple 40 años y, para celebrarlo, reúne en una lujosa casa rural a amigos y familiares. Tiene que decirles algo muy importante que hará que el ambiente empiece a enrarecerse... (FILMAFFINITY)
21 de abril de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Gracia Querejeta siempre se ha caracterizado por contar historias protagonizadas por personajes perfectamente hilvanados y “Felices 140” no es una excepción. Su séptimo largometraje, que se estrenó el pasado viernes en el santacrucero Cine Víctor con la reluctante presencia de Maribel Verdú y Marian Álvarez, presenta como novedad un inopinado giro hacia el “thriller” que suscitará el debate entre los espectadores.
Si en “Héctor” (2004) o “15 años y un día” (2013), Querejeta se había centrado en las relaciones de consanguineidad, en “Felices 140” se centra en las relaciones de amistad. En definitiva lo que le interesa son las relaciones entre las personas que muestra a través de un cine sincero, que destila verdad y sutileza a partes iguales.
¿Qué haría si un día gana 140 millones de euros en la lotería? es la pregunta que plantea “Felices 140”. Elia, protagonizada por una espléndida Maribel Verdú (que se encuentra en el cenit de su carrera) reúne a sus amigos y familiares más allegados para comunicar la buena nueva. Lo que en un principio son risas y alegría (cantan el celebérrimo “Money, Money”) pronto se torna en mezquindad, surgen las recriminaciones y vomitan sus frustraciones.
Rodada íntegramente en Tenerife, “Felices 140” presenta un planteamiento teatral. Se centra en una sola localización, una casa de Fasnia, y en nueve personajes (más la anecdótica cuota canaria que representa Blanca Rodríguez). El desarrollo de estos nueve personajes es lo mejor de “Felices 140” gracias al guion escrito a cuatro manos entre Querejeta y Santiago Mercero. Eli (Maribel Verdú) acaba de cumplir 40 años, está soltera y aparentemente feliz, pero detrás se esconde una persona frágil que anhela estar emparejada. Su hermana, Cati (Marian Álvarez) está atrapada en un matrimonio que no la hace feliz (en una de sus primeras apariciones vemos su espalda contusionada). Mario (Ginés García Millán) es un pianista bohemio exnovio de Elia que se presenta con una joven novia argentina (Paula Cancio).
Completan la nómina de roles el vitriólico Juan (Antonio de la Torre), un abogado que arrastra la frustración de no haber prosperado lo suficiente. Ramón (Eduard Fernández) regenta un restaurante en crisis. Su mujer Martina (Nora Navas) es la que lleva la voz cantante en su matrimonio. Polo (Álex O´Dogherty) es un empresario de altos vuelos (llega a la casa en helicóptero). Y Bruno (Marcos Ruíz) un adolescente soñador. Personajes que hablan a la cámara, rompiendo la cuarta pared, y anticipando el desenlace.
Parte de la crítica cinematográfica ha comparado “Felices 140” a “Los amigos de Peter” (1992), de Kenneth Branagh o a “Reencuentro” (1983), de Lawrence Kasdan; por su parte, a la cineasta Gracia Querejeta se le vinieron a la cabeza durante el rodaje imágenes de “Mamá cumple 100 años” (1979) y “La caza” (1965), ambas de Carlos Saura; sin embargo, dado el cariz del argumento de “Felices 140”, sería más apropiado (salvo esa obra maestra que es la susodicha “La caza”) compararla con títulos emblemáticas de la historia del cine como “Avaricia” (1923), de Eric von Stroheim o “El tesoro de sierra madre (1947), de John Huston, en los que se muestra la verdadera naturaleza humana cuando la codicia hace acto de presencia. El cuidado guion, las buenas interpretaciones, la precisa banda sonora o la pulcra fotografía configuran un buen tono general a “Felices 140”, pero uno sale con el regusto de que podía haber sido mejor película.
Benjamín Reyes
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