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Voto de Benjamín Reyes:
7
Thriller. Drama Biopic sobre el matemático británico Alan Turing, famoso por haber descifrado los códigos secretos nazis contenidos en la máquina Enigma, lo cual determinó el devenir de la II Guerra Mundial (1939-1945) en favor de los Aliados. Lejos de ser admirado como un héroe, Turing fue acusado y juzgado por su condición de homosexual en 1952. (FILMAFFINITY)
11 de enero de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“The Imitation Game (Descifrando enigma)” es una de las “big five” de la temporada cinematográfica que acaba de arrancar, es decir, es una de esas cinco películas destinadas a copar las nominaciones de los premios más importantes que la industria cinematográfica anglosajona ha creado para llevar al público masivamente a las salas de cine. Por eso no es de extrañar que esté nominada a cinco de los Globos de Oro, que se entregan este domingo, incluyendo mejor drama. Probablemente, junto a “Boyhood”, “Birdman”, “La teoría del todo” y “Perdida” forme parte de la terna que aspire a llevarse un puñado de eunucos dorados el 22 de febrero. Aunque para un servidor el largometraje que debería de estar inexcusablemente en los premios más famosos del cine es “Gran hotel Budapest”, una lección magistral de Wes Anderson.
Entremos en materia, “The Imitation Game (Descifrando enigma)” es un retrato dramatizado de la vida y obra de uno de los personajes desconocidos de la historia reciente de Gran Bretaña: el criptógrafo Alan Turing, que posibilitó, junto a su equipo, que incluía a la lúcida Joan Clarke, acortar la Segunda Guerra Mundial al menos en dos años, al conseguir descifrar Enigma, una máquina que permitía a la cúpula nazi 159 trillones de combinaciones diarias de mensajes cifrados.
Benedict Cumberbatch, popular por su papel en la eficaz mini serie “Sherlock”, se mete en la piel del timorato genio incomprendido que posee una mentalidad privilegiada, pero carece de habilidades sociales (incluso tartamudea). Sintomático es el “flashback” en su etapa colegial en la que sufrió acoso escolar por ser considerado un bicho raro. Hecho premonitorio de su posterior devenir. Considerado pionero de la informática actual fue condenado por el gobierno británico por su condición de homosexual. Le da la réplica Keira Kgnighley (Joan Clarke), cuyo rostro ofrece una miscelánea del físico de Winona Ryder y el de Natalie Portman, pero solo física, porque en la faceta actoral ha demostrado ser una intérprete limitada con un bello rostro más apropiado para anunciar caros perfumes.
“The Imitation Game (Descifrando enigma)” desprende el aroma inconfundible de las producciones británicas. Presenta un sólido argumento, una dirección sobria, pulcras interpretaciones y localizaciones en Londres, Oxfordshire, Buckinghamshire y Dorset, incluyendo una mansión victoriana que en su día fue la casa del escritor y oficial de inteligencia naval Ian Fleming, una base de la RAF en desuso, la estación de King’s Cross o Sherborne School, donde se educó el joven Turing. Eso sí, la trama no es imbricada como la reciente “El topo” (2011), donde, por cierto, en cuyo reparto también aparecía Cumberbatch. Su precisión cinematográfica se aleja del tratamiento almibarado de “Una mente maravillosa” (2001), el Oscar a la mejor película más inapropiado en décadas. En definitiva, la cinta dirigida por el noruego Morten Tylden, resulta una forma genuina de acercarse a un tema tan trillado como lo es la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Por último, la partitura de Alexandre Desplat (“Fantástico Mr. Fox”, “El discurso del rey”), uno de los compositores más prolíficos del panorama actual, se caracteriza por una tendencia hacia el lirismo, las orquestaciones elegantes y una dramatización precisa. La música idónea para “The Imitation Game (Descifrando enigma)”.
Benjamín Reyes
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