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Voto de Benjamín Reyes:
7
Drama En una zona en guerra, en la que los cascos de las Naciones Unidas tratan de controlar la situación, varios personajes viven sus propios conflictos; Sophie (Mélanie Thierry) quiere ayudar a la gente, Mambrú (Benicio del Toro) quiere volver a casa, y Katya (Olga Kurylenko) quiso una vez a Mambrú. Por su parte Damir (Fedja Stukan) quiere que la guerra termine, Nikola (Eldar Residovic) quiere un balón de fútbol, y B (Tim Robbins) no sabe ... [+]
6 de septiembre de 2015
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Fernando León de Aranoa regresa cinco años después con “Un día perfecto”, una película que se aleja, aparentemente, de su filmografía anterior, centrada en historias apegadas a la realidad cotidiana para ofrecernos una peculiar “road movie” ambientada en algún lugar de los Balcanes en 1995, un lugar donde un niño le puede arrebatar la vida a otro por una simple pelota. El lenguaje cinematográfico de “Un día perfecto” se aleja del estatismo de trabajos anteriores como “Familia” (1996), “Barrio” (1998) o “Los lunes al sol” (2002) para ofrecer planos en contrapicado, planos cenitales o planos generales, acompañados de una música rítmica donde prima el rock.
Lo que si sigue inalterable es la temática social. Aranoa emplea la excusa argumental de la búsqueda de una cuerda (que se dilata durante una hora del metraje) para rescatar un cadáver de un pozo de agua para mostrar el comportamiento humano en época de conflicto bélico. “Un día perfecto” es un largometraje sobre la guerra donde no hay ningún tiro. Ni falta que hace. La escena en la que entran a la casa derruida del niño balcánico para coger una pelota es más epatante que cualquier secuencia bélica con un sinfín de disparos.
“Un día perfecto” es un filme que bebe del neorrealismo italiano, donde se hace palpable la presencia de “El ladrón de bicicletas” (1948), de Vittorio De Sica. Sin embargo, la cinta está salpicado de gotas de humor negro, que no pretenden ser “M.A.S.H. en Bosnia” como ha escrito Lee Marshall en “Screendaily” sino que tienen como función descargar de dramatismo las terribles situaciones que se producen en una conflagración, que pueden llegar a ser surrealistas como lo demuestran secuencias como la de la venta de agua o la de la anciana que esquiva las minas siguiendo a sus vacas.


“Un día perfecto” presenta a un Fernando León de Aranoa en forma, alejado de la pequeña decepción que supuso “Amador”. Para la ocasión ha contado con la presencia de dos estrellas de Hollywood: Benicio del Toro y Tim Robbins. Un acierto. La oposición de los dos personajes curtidos en mil batallas que encarnan contrastan con la visión de la neófita voluntaria, que ve su primer cadáver, así como la intrascendente conversación telefónica que mantiene Mambrú con su novia sobre el color de las cortinas mientras están paralizados por una posible mina en la carretera.
Durante el visionado de “Un día perfecto”, cuando se dice que “los muertos no se tocan” recordé la experiencia que me había contado un amigo soldado destinado a Macedonia a principios de los 90. Según la cual, en una visita a un pueblo de Skopje, todos los habitantes estaban muertos y sus cadáveres estaban incólumes. La realidad supera a la ficción.
Varias son las películas que han abordado el conflicto bélico en Yugoslavia ¬(¬que produjo el surgimiento de Croacia, Serbia, Montenegro, Bosnia y Macedonia) en los 90 como es el caso de “Territorio comanche” (1996), “En tierra de nadie” (2001) o “De fosa en fosa” (2006). Pero, sin lugar a dudas, el título imprescindible es “Underground” (1995), de Emir Kusturika.
Benjamín Reyes
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