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Voto de Benjamín Reyes:
2
Acción. Ciencia ficción. Thriller. Fantástico Lucy, una joven obligada a ejercer de mula de una nueva y potente droga, adquiere de repente enormes poderes sobrenaturales cuando la bolsa de la droga se rompe y los narcóticos entran en contacto con su cuerpo. Entonces, su cerebro comienza a aumentar la capacidad de uso hasta poder ser utilizado al 100%, convirtiéndose en una máquina letal con habilidades extraordinarias. (FILMAFFINITY)
8 de septiembre de 2014
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Luc Besson es el director más taquillero del cine francés gracias a títulos como “El gran azul” (1988), “El quinto elemento” (1997) o “Juana de Arco” (1999). Más de dos mil millones de euros han recaudado sus producciones, que incluyen franquicias como “Taxi” o “Transporter”. Capítulo aparte es el nivel de las mismas. La única película de calidad que figura en su filmografía es “León: el profesional” (1994), en la que, además, una doceañera Natalie Portman daba muestras ya de su talento inconmensurable.
“Lucy” confirma la regla. El primer fin de semana en su estreno en Estados Unidos recaudó 35 millones de euros. Valor cinematográfico: cero patatero. En cierta manera, “Lucy” no es otra cosa que una especie de remedo de “Nikita”, que el propio Besson dirigió en 1990 (llegó a conocer un remake hollywoodiense en 1993, protagonizado por Bridget Fonda). Al igual que en aquella, una matarife implacable va liquidando, pistola en ristre, a todo aquel se interpone en su camino.
La diferencia estriba es que en esta ocasión se le ha añadido una ridícula trama sobre las hipotéticas habilidades que poseería el ser humano si aprovechase su capacidad cerebral al 100%. Quién busque aquí disquisiciones tipo “Viaje alucinante al fondo de la mente” (1979) pierde el tiempo. Su pretendida trascendencia es tan fútil como la de “Trascendence” (2014), en la que Johnny Depp abandonaba su corpórea presencia para intentar dominar el mundo a través de su mente. En fin.
Toca hablar de la capacidad interpretativa de Scarlett Johansson. La rubicunda estrella ya no es aquella actriz que escanciaba su talento en títulos exquisitos como “Lost in translation” (2003), “La joven de la perla” (2004) o “Match Point (2005)” para básicamente protagonizar “blockbuster” tras “blockbuster”. “Iron Man 2” (2010), “Los vengadores” (2012) o “Capitán América” (2014) lo ejemplifican. Por cierto, ¿saben cuál fue uno de sus primeros roles en el cine? “Solo en casa 3” (1997). Siempre nos quedará la susodicha Natalie Portman. Completan el reparto un repetitivo Morgan Freeman, que salvo honrosas excepciones, parece que interpreta con piloto automático; y Choi Min-sik, que representa la cuota oriental que parece que deben de tener ahora todas las películas de acción, emulando su rol de villano de las cintas surcoreanas en las que suele aparecer. Inolvidable en la epatante “Old Boy” (2003). También se le ha podido ver en las sanguinolentas “Sympathy for Lady Vengeance” (2005) e “I saw de Devil” (2010).
Este mero vehículo de evasión incluye una vertiginosa persecución en dirección contraria por el centro de París (casi lo único salvable de este despropósito cinematográfico), una escena de una no lucha (paraliza a sus contrincantes con el poder de su mente), una subtrama de mafias asiáticas o desvaríos varios que parecen parodiar, involuntariamente, “El árbol de la vida” (2012), de Terrence Malick. Francamente, encuentro más interés científico en la serie de animación “Futurama”, creada por Matt Groening. Dicen que solo empleamos el 10% de nuestro cerebro. A los espectadores de “Lucy” no les hará falta usar ni el 1%.
Benjamín Reyes
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