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Voto de Benjamín Reyes:
6
Comedia. Romance Gabriel está separado hace cuatro años. Desde entonces Sofía, su hija de ocho años, es el centro de su vida. Negado de plano a intentar una nueva relación amorosa, Gabriel vuelca toda su energía en su hija y en su trabajo. El idilio padre-hija se ve conmocionado por la aparición de Vicky, amor platónico de la adolescencia, transformada ahora en una mujer hermosa, independiente y desenfadada. (FILMAFFINITY)
6 de septiembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta que tiene el lector ente sus manos es la crítica de cine número 59 que se publica ininterrumpidamente desde hace más de un año en “El Día” en este formato de “La Guía”. Pues bien, de esas 59, 28 han sido eminentemente positivas, 17 han sido ecuánimes y solo 14 se pueden calificar de negativas. Esta introducción numérica viene a colación porque hace unos días un asiduo lector me comentó que mis comentarios solían ser perniciosos. Más allá de las estadísticas existe una especie de leyenda negra sobre la crítica de cine según la cual los que la ejercemos no disfrutamos de ver películas. Nada más lejos de la realidad. Tengo claro que la función de la crítica de cine no es “poner a parir una película” sino, por un lado, orientar al espectador a ver la película adecuada (cada filme tiene su espectador), y en segunda instancia la de rescatar joyas olvidadas del cine como son los casos de “Incidente en Ox-Bow” (1943), de William Wellman, “Retorno al pasado” (1947), de Jacques Tourneur o “El silencio de un hombre” (1967), de Jean-Pierre Melville.
Entremos en materia. La coproducción hispano-argentina “Sin hijos” es una de los filmes más apetecibles de la cartelera actual por ser una agradable comedia, de ágil visionado y que suscita un interesante debate a la salida del cine. Hay una escena de “Sueños de un seductor” (1972), de Herbert Ross, en la que un marido con hijos mira con desconsuelo a su vecino soltero que acaba de recibir la visita de una amante, este último al cerrar la puerta de su apartamento envidia la suerte de su vecino casado. Esta secuencia es la esencia de “Sin hijos”, en la que el protagonista, un padre separado con una hija de ocho años, anhela volver a tener pareja y se reencuentra con una conocida del pasado que no quiere tener descendencia.
En este conflicto, entre el espacio adulto y el espacio infantil, radica la esencia del largometraje dirigido por Ariel Winograd. El guion, escrito a cuatro manos por Mariano Vera y Pablo Solarz, explota situaciones de la vida real llevándolas a terrenos ya vistos en otras cintas, pero que hacen esbozar una sonrisa cómplice, sobre todo, gracias al trío protagonista, en el que destaca Guadalupe Manent, que encarna a la espabilada niña, que recuerda a la infante de “Las mantenidas sin sueños” (2005). Maribel Verdú, una de las actrices españolas más cotizadas del momento, se mete en esta ocasión en la piel de una “travel manager”, un alma nómada que no quiere tener prole, pero que desea estar emparejada. Completa el trío protagonista, Diego Peretti, uno de los rostros más reconocibles del cine argentino actual, en parte gracias al éxito de “No sos vos soy yo” (2004). Los tres personajes están bien perfilados. Completa el conjunto la ditirámbica banda sonora y unos ingeniosos rótulos iniciales. “Sin hijos” es una divertida comedia que invita a la reflexión sobre reconciliar la vida en pareja y los vínculos filiales y lanza el mensaje de que tener hijos no es una obligación, es una opción.
Benjamín Reyes
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