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Voto de Benjamín Reyes:
3
Fantástico. Aventuras El pacífico reino de Azeroth está a punto de entrar en guerra para enfrentarse a unos terribles invasores: orcos guerreros que han dejado su destruido mundo para colonizar otro. Al abrirse un portal que conecta ambos mundos, un ejército se enfrenta a la destrucción, y el otro, a la extinción. Dos héroes, uno en cada bando, están a punto de chocar en un enfrentamiento que cambiará el destino de su familia, su pueblo y su hogar. Así ... [+]
25 de junio de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando era pequeño me encantaba ver los fuegos artificiales que cada año se lanzaban al aire en las fiestas del Cristo de La Laguna, pero a medida que iba creciendo mi interés por este ejercicio de pirotecnia visual y acústica dejó de interesarme. Viene a colación esta anécdota personal porque ver “Warcraft. El origen” viene a ser algo parecido. Es un tipo de cine que fascina en la infancia y en la adolescencia, pero que irrita en la madurez y uno no está para perder el tiempo a estas alturas de la vida.
El nombre de Duncan Jones no era conocido por el común de los mortales hasta la reciente desaparición de su icónico padre: David Bowie. Sin embargo, los cinéfilos de pro lo recordarán por el interesante proyecto cinematográfico “Moon” (2009) y la eficaz “Código fuente” (2011). Ahora presenta su tercer largometraje: “Warcraft. El origen”, la versión cinematográfica del popular homónimo videojuego.

“Warcraft. El origen”, influenciada por la mitología normanda, adentra al espectador en un mundo de fantasía insondable donde campan a sus anchas orcos, elfos, dioses o titanes, que está enfocado a los que se han pasado horas dándole a los mandos de su consola de juegos. De hecho este producto audiovisual está, fundamentalmente, concebido para los seguidores del videojuego, que estén familiarizados con personajes como Aduin, Durotar o Meldivh. Se nota que Duncan Jones es admirador del exitoso título de Blizzard Entertainment. El problema estriba en que él que no lo sea se va aburrir hasta el hartazgo.
Nada que ver tiene este mundo fantasioso con el universo Tolkien de “El señor de los anillos”, con el que sale perdiendo en la comparación. Y es que el principal problema de esta cinta, es que realmente no es una película sino un videojuego del videojuego. Si eso le da igual disfrutará del banal espectáculo. Sin embargo, si eso le importa es mejor que no pase ni por la calle del cine donde proyecten “Warcraft. El origen”.
Benjamín Reyes
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