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Voto de Benjamín Reyes:
10
Terror Durante la noche de Halloween, Michael, un niño de seis años, asesina a su familia con un cuchillo de cocina. Es internado en un psiquiátrico del que huye quince años más tarde, precisamente la víspera de Halloween. El psicópata vuelve a su pueblo y comete una serie de asesinatos. Mientras, uno de los médicos del psiquiátrico le sigue la pista. (FILMAFFINITY)
7 de noviembre de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El flamante festival Isla Calavera proyectará en los multicines Tenerife, el próximo 16 de noviembre, “La noche de Halloween”, de John Carpenter, la película seminal del cine de terror moderno, que luego ha sido imitada hasta la saciedad.
“La noche de Halloween” inauguró una nueva época en las “horror movies”, convirtiéndose en la precursora del filón del cine de terror “teenager”. Dirigida por Carpenter hace casi 40 años, la película puso de moda la noche de Halloween en España antes que “E.T.”, convirtiendo a la calabaza en un icono del cine de terror; y suponiendo el bautizo cinematográfico de Jamie Lee Curtis (no hay que olvidar que su madre, Janet Leigh, protagonizó “Psicosis”).
“La noche de Halloween” comienza con un plano subjetivo al igual que el clásico “Dr. Jekyll y Mr. Hyde”. Una presencia amenazadora -que no vemos- se cierne sobre una casa. Inmediatamente vemos un plano subjetivo de una mano infantil que coge un cuchillo al igual que en “Metrópolis”. A renglón seguido, en un plano compuesto a través de una máscara, el hermano pequeño acuchilla a su hermana, emulando a “Psicosis”. En la siguiente escena, vemos al matarife imberbe ataviado de arlequín sujetando un cuchillo manchado de sangre mientras la cámara se aleja en un plano grúa. Prólogo magistral.
“La noche de Halloween” es un filme extraño donde el ritmo cinematográfico está sincopado y se pervierte la iconografía clásica del género, ya que cuando parece que va a pasar algo no sucede nada. Carpenter elabora un análisis visual del espacio, retratando espacios muertos: hojas caídas, solitarios coches aparcados, calles con aspecto mortecino que producen una sensación de abandono... Además, los travelín tienen valor narrativo y la punzante música permuta en función de la intensidad de la escena.
“La noche de Halloween” da miedo porque amenaza nuestra cotidianidad, nuestra seguridad. El asesino está entre nosotros. Rebasado el meridiano del metraje comienza la escabechina siguiendo la fórmula del “body count”. Los asesinatos están precedidos de un ritual (puertas que se abren, falsas pistas...), conforme al estilo visual y conceptual de Carpenter, donde importa más el preludio, la atmósfera que rodea la muerte, que la muerte en sí. El asesino en serie de “La noche de Halloween” no responde a la lógica de un ser humano. Y es que Michael Myers es la representación del mal.
Benjamín Reyes
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