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España España · Campanet
Voto de Sito:
9
Intriga Mycroft convence a Sherlock Holmes para que recupere unas fotografías tomadas por Irene Adler, una dominatrix que pretende implicar en un escándalo a la Familia Real británica. Holmes descubre muy pronto que Irene es tan inteligente como él. ¿Ha encontrado Sherlock, por fin, su alma gemela? Primer episodio de la segunda temporada de la miniserie "Sherlock". (FILMAFFINITY)
8 de marzo de 2013
21 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
La intensa primera temporada de Sherlock destacó por la fantástica traslación de los personajes de Conan Doyle a la actualidad, sin que se diluyese su personalidad y regalándonos en el caso de Cumberbatch una de las mejores interpretaciones del personaje jamás vistas, con una réplica de Freeman como Watson muy efectiva. El capítulo final introdujo otro personaje clave, Moriarty, dejándonos colgados de un cliffhanger tremendo que nos emplazaba a la segunda temporada . Así pues, este primer capítulo tenía como primera misión la de resolver el cliffhanger, algo que hace de manera un tanto cachondeística pero que deja bastante satisfecho. Lo más importante es que se introduce un personaje clave, otro, del mundo holmesiano para resolver el meollo, y no es otro que la Mujer, Irene Adler, la única fémina que respeta Sherlock, y sobre ella gira el vibrante primer capítulo de la segunda temporada.

El capítulo es un paso adelante respecto a lo que se había visto en la primera temporada en todos los aspectos, con un mejor tratamiento de las tramas, un montaje para quitar el hipo y que se combina con la capacidad deductiva de Sherlock para crear escenas excelentes (la deducción de cierto caso desde su casa y su posterior explicación) y unos personajes con más profundidad, sobre todo en el caso de Holmes, con la llegada de este factor perturbador que es Irene Adler, que deja absolutamente fuera de juego al protagonista. Y es que si bien en el material original la admiración hacia Adler se intuía que era más intelectual que otra cosa, aquí se cambian levemente las tornas para mostrarnos un personaje que descoloca a Sherlock con armas que no son las suyas, en parte con la tensión sexual que aparece entre los dos, en parte por una determinación para conseguir sus objetivos que se equiparaa o superaa las del propio Holmes, pues ante todo es un personaje que lucha por sobrevivir con uñas y dientes en el turbio mundo en el que vive y está immersa. Todo ello aderezado con la coñita de los sms, situación que denota una vez más lo cómodos que están los creadores de la serie al introducir las nuevas tecnologías. Lo mejor de todo esto, sin embargo, es que la relación Irene-Sherlock evoluciona según avanza el episodio casi constantemente, con una habilidad por parte de los guionistas tremenda, que no dejan en ningún momento que la relación se estanque ni que caiga en lugares comunes. Prácticamente cada encuentro entre los dos personajes ofrece algo nuevo, añadiendo matices a su historia, apoyado todo ello por una interprtación por parte de los dos actores perfecta.

Por suerte, el capítulo no se queda solo en eso, y nos encontramos con una trama bastante intrincada y rebuscada, y sin embargo bien resuelta, con otro personaje secundario que adquiere más protagonismo que antes, Mycroft Holmes, que protagoniza escenas de una intensidad dramática sin parangón en la serie junto a su hermano por un lado y con Watson por el otro, además de ser clave para la trama. Si a eso le añades algún que otro guiño a la imagen clásica del personaje, con lo del sombrero de caza (símbolo del fenómeno mediático en el que se convierte, clara referencia al fenómeno literario y social en el que se convirtió el personaje desde su creación), partes cómicas bastante efectivas (palacio de Buckingham mediante y referencias implicitas a la família real), y alguna otra subtrama para definir aún más el personaje de Watson y su relación con Sherlock, nos queda para mí el capítulo más completo de la serie, complejo como él solo, repleto de tramas secundarias e interacciones cambiantes entre personajes. Al final, es la misma serie la que te regala la expresión perfecta para describir la pasión fanboyesca ante tan excelente revisión del personaje:

I’m Sherlocked.
Sito
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