US 
Canadá 
México 
España 
UK 
Irlanda 
Australia 
Argentina 
Chile 
Colombia 
Uruguay 
Paraguay 
Perú 
Ecuador 
Venezuela 
Costa Rica 
Honduras 
Guatemala 
Bolivia 
Rep. Dominicana
Voto de Tomine:
186.580
Acción. Thriller
El día de su boda, una asesina profesional (Thurman) sufre el ataque de algunos miembros de su propia banda, que obedecen las órdenes de Bill (David Carradine), el jefe de la organización criminal. Logra sobrevivir al ataque, aunque queda en coma. Cuatro años después despierta dominada por un gran deseo de venganza.
22 de abril de 2006
101 de 169 usuarios han encontrado esta crítica útil
(Esta es una crítica de la película completa).
Cuando uno utiliza referencias, debe saber reciclarlas en un estilo personal y unitario, con alma propia y que se defienda por sí mismo.
Eso es lo que hace Tarantino en "Pulp Fiction".
No aquí, una película dominada por el guiño literal, el desequilibrio tonal, la autocomplacencia galopante, la artificialidad burda y la pretenciosidad narcisista.
El tono infantiloide y banal chirría al encontrarse con la aspiración de conseguir profundidad en los personajes (los diálogos de la escena final son un patético quiero y no puedo) nunca alcanzada.
Uno de sus "referentes", Leone, no profundizaba en los personajes. Pero tampoco lo pretendía. El valor de sus films estaba en la lírica obtenida a través de un tono personal, coherente y sin titubeos.
En Leone, la película te envuelve. Estás dentro de ella. A pesar de su componente satírica, sigue siendo cine-ilusión.
En "Kill-Bill", tu consciencia como consumidor de una sucesión de guiños a lo ya conocido es constante. Estás fuera.
Cuando uno utiliza referencias, debe saber reciclarlas en un estilo personal y unitario, con alma propia y que se defienda por sí mismo.
Eso es lo que hace Tarantino en "Pulp Fiction".
No aquí, una película dominada por el guiño literal, el desequilibrio tonal, la autocomplacencia galopante, la artificialidad burda y la pretenciosidad narcisista.
El tono infantiloide y banal chirría al encontrarse con la aspiración de conseguir profundidad en los personajes (los diálogos de la escena final son un patético quiero y no puedo) nunca alcanzada.
Uno de sus "referentes", Leone, no profundizaba en los personajes. Pero tampoco lo pretendía. El valor de sus films estaba en la lírica obtenida a través de un tono personal, coherente y sin titubeos.
En Leone, la película te envuelve. Estás dentro de ella. A pesar de su componente satírica, sigue siendo cine-ilusión.
En "Kill-Bill", tu consciencia como consumidor de una sucesión de guiños a lo ya conocido es constante. Estás fuera.
