Si bien los primeros minutos resultan convincentes y originales, con escenas tan destacadas como la inspección del mercado en el que los agentes del departamento de pesos y medidas localizan varios trucajes con los que los mercaderes inflan los precios, poco a poco la trama comienza a tomar unos derroteros cada vez más inverosímiles y, lo que es peor, se alega progresivamente del interés que hasta entonces había suscitado.

La primera mitad del filme podría considerarse pues, como sólida y convincente. Los intentos de la mafia por comprar a Cave resultan de gran interés. Sin embargo, ya desde ese momento se deja entrever una cierta inverosimilitud en casi todas las situaciones, que evolucionan y alcanzan su cenit en la segunda mitad del metraje donde, sin saber muy bien cómo, todo se ha convertido en un tira y afloja entre el matón de turno, el inspector Cave y el mafioso implicado. Demasiada simpleza para un tema que podría haber dado tanto de sí como es la corrupción en las altas esferas de poder.

La subtrama romántica no entorpece en ningún momento el desarrollo de la película y sirve para potenciar aún más si cabe la integridad de la que el personaje de Cave hace gala, pues este está dispuesto incluso a sacrificar su relación si con ello consigue desenmascarar y llevar ante la justicia a los implicados en los negocios de dudosa moralidad.

Resumiendo, podría decirse que "El gran tipo" es un interesante filme noir que, pese a empezar con fuerza y ambición, termina diluyéndose progresivamente y tomando unos derroteros cuanto menos cuestionables que conducen de lleno a un punto en el que uno no sabe muy bien cómo se ha llegado a ello, abandonando por el camino otras opciones narrativas que probablemente habrían ofrecido más posibilidades.

En cualquier caso, simplemente por el hecho de ver una nueva lección interpretativa de James Cagney ya merece la pena ver esta película que, si bien no es ninguna maravilla, tampoco puede negarse que no logre entretener, pues en efecto lo consigue sin demasiado esfuerzo (ayudado, qué duda cabe, por la escasa duración de su metraje).