Tenemos un sujeto S (sospechoso) con gabardina de pescador y capucha, un adverbio de tiempo M (minuto 55 más o menos), otro sujeto SP (semiprota) con cara de ser fiambre en el M + un ratito, un predicado P (persecución) y un último sujeto ET (espectador del planeta Tierra).

En el M, SP realiza una cutre P sobre S. Ni que decir tiene que en vez de esquivar a los transeúntes para ir más rápido, SP les tira al suelo a empujones y se tropieza con ellos.

Dado que P ocurre en M, no hay un solo ET que crea que S sea el asesino. Aún así, el inocente director piensa que sí lo hay, y dota a la escena de música de suspense.
Para culminar la tarea, cuando SP da alcance a S y le ve la cara (por primera vez), se lamenta y exclama ¡joder!, porque no es él. Dado que desconocía su aspecto, la conclusión es inmediata: también SP sabía que S no era el asesino, de donde la segunda conclusión se obtiene fácilmente: la escena es del todo intrascendente.
Hay una tercera conclusión, definitiva, aunque requiere de demostraciones más complejas, que no vienen al caso, y es que la película en sí no debió rodarse nunca.

No esperaba ver La matanza de Texas, ni tan siquiera esperaba encontrarme Viernes 13, Piraña o Chanquete (ha muerto), pero sí creí que esto tendría un mínimo de frescura. Mi gozo en un pozo. Fresco: el dire, eso sí, que trata de engañarnos continuamente. Incluso nos muestra los escotes de la Jennifer y la Michelle Gerar continuamente, pero ya sabemos que no se va a ver el pan. En Piraña y todas esas, las chicas salen en tetas gratuitamente. Mola.