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Ucrania Ucrania · Sebastopol
Voto de Hemicefalo:
10
Comedia En un barrio obrero de Baltimore vive Sylvia Stickles, una mujer malhumorada y reprimida de mediana edad. Aunque su marido tiene todavía apetencias sexuales, a Sylvia el sexo no le interesa lo más mínimo, pues tiene mucho trabajo: lleva la tienda de comestibles de la familia y prepara comidas equilibradas para su exhibicionista hija Caprice. Tras alterar el orden público, saliendo desnuda en varias ocasiones, Caprice y sus enormes ... [+]
1 de marzo de 2008
44 de 95 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquella chica era tan bonita... no no, era un auténtico bombón. Enormes y largas piernas, exuberante cuerpo, rostro angelical y, al fin, había logrado quedar con ella. Todo fue sobre ruedas. Aunque pienso que el cine es degradante fingí que me interesaba su afición ridícula, así que, con tal de consumar mi fantasía, decidí pasar un tupido velo y aceptar acompañarla al cine. La película, pues ésta, sexoadictos, de la que no recuerdo nada porque me pasé toda la peli mirando la cabeza del tio de delante y recitando, en mi interior, párrafos de Ser y Tiempo de Martin Heidegger en alemán, en su traducción al inglés y comparándolos con la célebre traducción japonesa (todas estas las controlo de memoria sin mayores problemas y con total fluidez). Al fin, cuando iba por el parágrafo 30 (empecé por el 29) y había detectado ciertos errores conceptuales en la versión japonesa, terminó la película. Me apresuré a copiar en una servilleta las conclusiones: befindlichkeit estaba mal traducido al japones y se podía interpretar negativamente para el lector japones. Al salir, estaba férreamente erecto por la causa del pensar. La película había sido pésima.

Decidí invitarla a mi casa. Allí tomamos unas copas mientras ella me miraba mordiéndose el labio inferior. Entonces, sin esperarlo, se abalanzó sobre mí mientras se desnudaba. Su cuerpo era precioso, aunque me descentró el ver de fondo el lomo de un libro de Carnap y la situación perdió su magia. Pero, con tal de cumplir mi deseo, dejé que continuara. Acudió a mi entrepierna, totalmente fofa, por cierto, y tuve que pensar férreamente en Gadamer para lograr levantar todo aquello. Mi sueño se acercaba. Untó su cuerpo de aceite, pim pam pum y al fin...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Hemicefalo
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