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Ucrania Ucrania · Sebastopol
Voto de Hemicefalo:
10
Comedia. Romance Vicky (Rebecca Hall) y Cristina (Scarlett Johansson) son dos jóvenes norteamericanas que van a Barcelona a pasar unas vacaciones de verano. Vicky es sensible, racional y tiene intención de casarse; Cristina es apasionada y busca aventuras emocionantes; en realidad, no sabe muy bien lo que quiere, pero sabe perfectamente lo que no quiere. En Barcelona, ambas se ven envueltas en una relación poco convencional con Juan Antonio (Javier ... [+]
2 de noviembre de 2009
58 de 119 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fiel reflejo del célebre macho cabrío (die Ziege meckert), lo pongo en alemán para que lo piensen bien. Bueno, en realidad lo que pone en alemán no es macho cabrío sino «la cabra bala» porque lo otro no se ponerlo pero, el caso es pensarlo en alemán, da igual lo que ponga. ¿Por qué en alemán? Porque en alemán se piensa mejor, es el «idioma del pensar» (Sprache des Denkens). ¿Y qué hay que pensar aquí?. (Ustedes vayan deteniéndose en las palabras alemanas, que son la clave hermenéutica).

En realidad no hay nada que pensar... salvo que vean la película en alemán, entonces, como este idioma es proclive al pensar, no como el inglés que es el idioma del no-pensar, se abren territorios inhóspitos de pensamiento. Yo, amigos y amigas, he visto la película en alemán y me ha dado mucho que pensar. Es más, la vi en alemán con subtítulos en griego clásico. No entendí nada pero me dio mucho que pensar. Éste y no otro es el camino del pensar (Denkweise).

Últimamente no hago sino pensar en este película, en Vicky Cristina Barcelona, voy por la calle y no hago sino pensar; unas veces en Vicky, otras veces en Cristina y, finalmente, cuando ya he logrado la máxima penetración, en Barcelona. Pero lo hago, ante todo, no desde una filosofía de la subjetividad, sino pensado directamente el Ser de la película. Un ser huidizo, resbaladizo, inquietante y, ante todo, que da mucho que pensar. Pensamos la cuaternidad: Vicky, Cristina, Barcelona y el papel que lleva a cabo Javier Bardem. En otras palabras: «Think, motherfucker!», esa es la cuestión. Ya la cuestión no es el «cogito» sino el «Think, motherfucker!» que sirve de antesala y slogan de la posmodernidad en la que vivimos.

Woody Allen nos hace, con este película, citando a Heidegger un llamamiento. Lo recojo por orden, dice Heidegger: «Denken, motherfucker!» (M. Heidegger, Gesamtausgabe, T. MMXXXXXIII, p. 5409) y en la entrevista del «making off» también dice Woody Allen, citando a Heidegger: «Think, motherfucker!». Por tanto, no nos queda otra que aceptar la nueva incitación al pensamiento que se abre con esta película.

En efecto, no es buena película, pero incita al pensar (Es fordert den Gedanken), y lo hace como ninguna película lo ha hecho antes porque «Es fordert den Gedanken» en inglés se dice «Think, motherfucker!» o, como decían los griegos, on tón pitón arjón (Platón, Politeia, 450c, transcrito al nuestro alfabeto por mí). Expresión, ésta, la de Platón, que en la edición inglesa de Oxford se traduce como «Think, motherfucker!» aunque algunos filólogos proponen «Think you, motherfucker!».

Tenemos, por tanto, todas las piezas para juzgar que, la película no es buena, pero en tanto «Think, motherfucker!» es una película que nos abre nuevas perspectivas. Por eso no estoy conforme con que se considere que es una mala película de Woody Allen, muy al contrario, es una nueva etapa de su carrera donde nos incita, una y otra vez, al pensar (Es fordert den Gedanken).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Hemicefalo
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