Esta es la reflexión que se hace un veterano sheriff, Ben Kate (Mitchung), ante un joven aspirante a ejercer el mismo oficio, Billy Young (Walker), a quien ha adoptado por recordarle al hijo perdido cuando tenía parecida edad. Relación paterno-filial entre hombres de armas, que se mezcla con la clásica trama del cacique que impone la ley en el pueblo y la imprescindible trama femenina con señora de salón, Lilly (Dickinson).
Podríamos perfectamente considerar la cinta como un "western ecléctico", en el sentido de acumular secuencias que ya hemos visto antes en otras obras. La idea puede ser buena si el conjunto final tiene armonía y solidez, pero es pésima cuando el resultado es un auténtico cajón de sastre de escenas poco o mal hilvanadas, que es lo que precisamente ocurre con este "Pistolero". La presunta trama argumental se desarrolla con un guión que empalma unas escenas con otras sin preocuparse lo más mínimo de mantener una coherencia y un sentido lógico en su desarrollo. Así desde la escena inicial del tren militar de mejicanos con su general que va a un pueblo con el único objeto de fusilar a un grupo de campesinos encerrados en un iglesia, hasta el tiroteo final en la oficina del sheriff copiado sin contemplaciones de "Río Bravo", pasando por asaltos inexplicables a diligencias o penosas escenas de señoritas bailando el cancán en el saloon.
Reconocer de todas formas las cabalgadas por bellos y amplios espacios abiertos, la buena caracterización de algunos personajes, no de todos, o la interpretación de Mitchung y de Dickinson, esta bastante desaprovechada. En la relación entre estos dos personajes es donde encontramos las mejores escenas, como la cortesía del veterano galán que no duda en saludar a la vieja amiga sombrero en mano que luego sabe reconocer la mujer de mundo: "Un hombre honrado no mira dos veces a una mujer como yo".
No faltan algunas frases irónicas, "El médico me recomendó un clima con menos plomo en el ambiente", que sirven para presentar al inefable doctor del pueblo que debe tratar los cintarazos que el orgulloso cacique propina cobardemente a Lilly (Ben los había tratado antes con toques de whisky en un paño).
En fin, una obra bastante mediocre con una banda sonora en la que se abusa un poco de la percusión y con un cartel anunciador un poco soez para el estilo sobrio del western.