Tal como se promete en el título estamos ante un western de caballos. Mejor dicho, ante el western de un caballo. Un corcel negro lucero de nombre "Fugitivo", pues la huida es su principal característica cuando pretenden encerrarlo en un establo o corral.
Se trata de uno de esos caballos mustang que ha vivido siempre en la libertad de las praderas, guiando al resto de la manada e incapaz de someterse a la esclavitud del bocado y de la silla de montar. Por eso precisamente es una pieza muy codiciada por los grandes ganaderos de la comarca, pues saben que "Según las leyes del campo con un percherón no se gana un gran premio, y según las leyes de la economía sin dinero no se puede comprar un buen semental".
El resto es una cinta realizada con una gran modestia de medios. Prácticamente toda está hecha en exteriores, como cabía esperar por el tema, con unas pocas escenas rodadas en el rancho de Aldis Spain (Blanchard). Ni siquiera sale un pequeño pueblo o saloon como decorado. El ahorro llega al extremo de no emplear mucho más de una docena de actores, incluidos figurantes. La manada de caballos sin embargo no baja de la treintena de cabezas.
Película de paisajes, galopadas y caballos, con excelentes escenas exhibiendo el poderío físico de Fugitivo, así como las malas artes de los ganaderos que pretenden atraerlo a sus corrales poniéndole yeguas en celo como cebo.
Las disputas entre ganaderos por su captura se mezclan con un mediocre triángulo amoroso entre la esplendorosa Aldis España, el taciturno Del Rockwell (McCrea) y su joven amigo Ti (Gentry). En cuanto a las interpretaciones, mejor Fugitivo que estos tres.
Completa el elenco el malvado Jennings (Vye) y Doc Ben que parece tener conocimientos veterinarios.
Western discreto y de modestas pretensiones. Muy recomendable a los aficionados al arte ecuestre.