Eso, como su propio nombre indica, la cinta trata de ser la versión femenina de la "magnífica" obra de Sturges (1960). Pero con años luz de diferencia.
Con todo hay que reconocerle el intento de mostrar en la mujer el coraje, valentía, solidaridad, capacidad de organización o de mando y otras virtudes que el western tiende a mostrar solo en los hombres. Pese a comentarios del tipo "Quiero un hombre que me domine, pero que me necesite". No se olvide que estamos en 1966.
Y aquí se acaban las bondades de la obra. Con un guion de andar por casa la realización es pésima, tal vez por estar escrita a tres manos.
Lances increíbles del todo donde los ataques de los apaches a la caravana, por poner un ejemplo, se suspenden bruscamente cuando están a punto de conseguir la victoria ... para dar tiempo a las siete magníficas a esconderse en una cueva allí al lado.
La imagen de los indios, por otra parte, no puede ser más lamentable. Parecen bobos que se dejan cazar como conejos. Caracterizados con desgana, los pobres ancianos, mujeres y niños acaban encerrados en un corral de ganado.
Ridícula ambientación con un cementerio indio con cuatro pinturitas de titanlux en las paredes y unas calaveras de plástico colocadas por allí. Y eso que los paisajes de la consabida rambla almeriense o del monte bajo de Ciempozuelos no están mal.
Ritmo lento, cansino, aburrido, que empalma acciones sueltas, sin mucha ilación, con escasa coherencia.
Película floja que no recomendamos. Una pena que la realización tire por tierra una idea que no parecía mala de entrada.