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Voto de Lafuente Estefanía:
8
Western Cuatro bandidos intentan robar una caja fuerte, pero se encuentran con que no hay dinero. El líder de la banda decide trasladarse a su pueblo, Cholla, y robar el banco. (FILMAFFINITY)
11 de junio de 2020
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinta singular por varios motivos. Lo de menos son los enfrentamientos más o menos habituales en el género, con un acción que a veces va de aquí para allá sin mucho sentido. Que se para en una tienda plantada en medio del desierto a la que luego le pegan fuego los indios, todo sin venir mucho a cuento. Con el enfrentamiento entre un pistolero y su antiguo compañero de andanzas, que ahora es un sheriff reconvertido por el amor de una maestra que, al parecer, tuvo también algún romance con el amigo. ¿Cuántas veces hemos visto esto?
Sí es novedad que, tras el robo de la caja de un saloon que luego está vacía, la banda de ladrones se haga casi sin esfuerzo con el botín de un rico banco. Es entonces, en la huida, a un paso ya de la frontera, cuando la cinta responde a su titulo al ver los bandoleros que los indios atacan a un anciano forajido y a su joven hija, con los que ya han tenido sus más y sus menos antes. Se olvidan del dinero robado y de la partida que los persigue para ir a salvarlos. Un detallazo, si señor.
Pero hay un personaje que, en nuestra opinión, destaca sobre todo el resto del elenco. Se trata de una joven que parece estar anunciando uno de los más famosos protagonistas de la literatura y de la cinematografía de todos los tiempos. Nos estamos refiriendo a la hija del viejo pistolero al que acompaña cuando se retira a una modesta casa rural. Ha estudiado en colegios del Este, sí, pero es deslenguada y provocativa. Interviene esta mujer en una serie de escenas con un evidente erotismo, como cuando la lluvia cae torrencialmente sobre su cuerpo apenas cubierto por el camisón en una tormenta nocturna, o sus lamidos al caramelo chupón en la tienda, o el remojón en una fuente poco antes del ataque de los indios. Bien que se da cuenta el padre de la precocidad de su hija cuando comenta malhumorado: "Nadie conoce a las mujeres, pero si a los hombres", o al contemplar los desgarros de su camisa exclama: "Mejor cósete la blusa". Es esa delgada línea que separa la infancia de la adolescencia donde se halla la joven y atractiva Lolly. Curiosa también la coincidencia de este nombre, Lolly, que sólo un año después de la cinta de Carlson inmortalizará Vladimir Nabokov con su "Lolita" (1955), y que luego será llevada a la gran pantalla con el mismo título por Stanley Kubrick (1962). En esta modesta cinta de vaqueros se encuentra un anticipo del personaje.
Cuerpo de mujer con cerebro de niña que le lleva a reconocer, ya cerca del desenlace, al pistolero del que se ha enamorado: "Ojala fuera mayor, guapa y lista". No andaba muy desencaminada en el autodiagnóstico. Lolita ya iba madurando.
Lafuente Estefanía
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