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Costa Rica Costa Rica · Rafa el más Grande
Voto de herhc:
6
Drama Tras la trágica muerte de su segunda esposa, el conocido periodista deportivo Joe Warr (Clive Owen) tiene que hacerse cargo de su hijo de seis años. Su situación se complica aún más cuando Harry, el hijo de su primer matrimonio, se traslada a Australia para pasar una temporada con él. Entonces, tendrá que arreglárselas para sacar adelante una familia formada exclusivamente por chicos. (FILMAFFINITY)
9 de abril de 2010
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Scott Hicks tiene un gran mérito en esta película, y es haber caminado sobre la delgada línea imaginaria que divide los mundos del sentimentalismo barato de hollywood y el de las historias dramáticas correctamente contadas. Si bien es cierto no es una obra maestra, ni está cerca de serlo y tampoco lo pretende; sí cumple el cometido de que tanto el espectador común, el espectador crítico, como el crítico académico entiendan el mensaje que el film pretende.

La política del sí, esa es la que sigue y promulga un padre viudo que intenta conciliar su agitada vida profesional (es periodista deportivo) con su desordenada vida doméstica (dos hijos en casa) a base de saltarse las normas del buen gobierno de las familias monoparentales. Se trata de adaptar los hábitos de la «women’s picture» al ritmo de los nuevos tiempos, en los que el hombre tiene que dar el do de pecho asumiendo roles que pertenecían al ámbito de lo femenino-casero en la era dorada del cine clásico de Hollywood. Hay un lugar para las lágrimas, pero el caos impuesto por un hombre que no acaba de entender los biorritmos de su prole –compuesta por un niño que tarda en aceptar la muerte de su madre y por un adolescente, hijo de un primer matrimonio, que, sin apenas conocer a su padre, tiene que adaptarse a un nuevo entorno familiar, es el que domina la trama. Hay un lugar, también, para el control de lo sentimental: Scott Hicks, que tuvo su momento Oscar con «Shine», procura tratar de modo breve y discreto la enfermedad terminal de la madre en cuestión, ofreciendo algún atisbo de astuta credibilidad (la primera reacción del niño, indiferente a la muerte).
Clive Owen, que también figura como productor ejecutivo, aporta un cierto encanto a su personaje, aunque el arquetipo masculino que encarna parece salido de un artículo seudo sociológico de un suplemento dominical. El arco dramático que recorre es más que previsible: la disfuncionalidad del modelo familiar que propone la película –sólo con y para hombres, la falta de disciplina como estrategia de cohesión de una familia desestructurada en forma de patriarcado, no esconde sus ansias de convertir en héroe a este padre en apuros, aunque sea a costa de su profesionalidad periodística (es curioso que el relato nunca sancione que cubra eventos deportivos a través de Internet) y de su credibilidad ante una sección femenina que contempla sus métodos primero con escepticismo, luego con moderada admiración.
Recomendable...
herhc
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