Los especiales de Halloween de Los Simpson son la excusa perfecta para mostrar una versión aún más desenfadada, más sádica, más radical, más sorprendente y más libre de lo que estamos acostumbrados con el resto de capítulos regulares de la serie. En esta ocasión, como en muchas otras, no hay una barrera para mostrar sangre, cerebros o vísceras, huesos o esqueletos... pero el verdadero mérito, es el hecho de ver este tipo de imágenes de forma humorística. Por supuesto, también hace mucho el hecho de ser animación y no imagen real, pero a lo que me refiero es que siendo un capítulo para todos los públicos, se puedan mostrar secuencias o imágenes crudas sin que un niño o un público mayoritario se estremezca o sienta repudia, sino que cause el efecto contario: gracia.

Dejando de lado esta pequeña reflexión, este especial tiene el principal problema de no saber rematar las historias de la excelente misma manera que, por comparación, se hacían en otros especiales. Esto pasa especialmente en las dos primeras historias. Además, se ha de decir que, siempre en mi opinión, la segunda historia es algo floja argumentalmente. Exceptuando estos puntos, creo que el capítulo en si es entretenido y merece una buena consideración.

Si bien es cierto que en este especial se empieza a perder parte de la gracia que los primeros tenían, continúa demostrando un alto nivel de imaginación para parodiar historias y tópicos que tenemos muy vistos.