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Voto de nekoland:
2
6,4
15.991
Drama
Segunda mitad del siglo XVII. Dos jóvenes jesuitas portugueses viajan a Japón en busca de su mentor, el conocido misionero Padre Ferreira. Los últimos rumores indican que, tras ser perseguido y torturado, Ferreira ha renunciado a su fe, algo difícil de creer para los sacerdotes que parten en su búsqueda. En Japón ellos mismos vivirán el suplicio y la violencia con que las autoridades japonesas persiguen a los cristianos, a los que ... [+]
16 de abril de 2017
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A duras penas entiendo a aquellos que señalan que esta cinta carece de un lado crítico respecto a la evangelización e intereses de la época. Larga... como un día sin pan, y una mitad de la historia muy torpemente contada intentando centrarse demasiado en los martirios pero sin crear una sensación real de persecución. Quizás porque conozco de bastante cerca la religión católica, he debido hacer mi propia lectura. Pero excepto el final, me ha parecido en relación al trasfondo muy, pero que muy acertada. Quizás una de las mejores cintas sobre la religión que he visto en las últimas décadas. La realización y ambientación, estupendas, así como el trabajo de los actores, llena de matices.
Obviando esos tiempos muertos en la primera mitad de la cinta que poco o casi nada aportan, supongo que buscando un efecto que no alcanzo a ver, los detalles que ha ido dejando la historia como migas de pan eran hasta conmovedores. He visto a personas, sobre todo a religiosos que conozco, reflejados a la perfección en los dos misioneros como nunca antes. Dudas, momentos de caos espiritual que sólo se sobrepasaban aferrándose con fe al credo. Una fe ciega, de dos jóvenes que intentan que todo tenga sentido con respecto a la fe que procesan. Y un choque cultural, bastante bien representado.
Sigo en la zona spoiler.
Obviando esos tiempos muertos en la primera mitad de la cinta que poco o casi nada aportan, supongo que buscando un efecto que no alcanzo a ver, los detalles que ha ido dejando la historia como migas de pan eran hasta conmovedores. He visto a personas, sobre todo a religiosos que conozco, reflejados a la perfección en los dos misioneros como nunca antes. Dudas, momentos de caos espiritual que sólo se sobrepasaban aferrándose con fe al credo. Una fe ciega, de dos jóvenes que intentan que todo tenga sentido con respecto a la fe que procesan. Y un choque cultural, bastante bien representado.
Sigo en la zona spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
No se molestan en aprender japonés más allá de lo necesario, como si el portugués fuera una lengua bíblica y el japonés una representación de la ignorancia. Una evangelización entendida sólo desde la perspectiva occidental, obviando la cultura de aquellos a los que llevan la fe, y en la que prima las formas por encima del trasfondo. La esencia del catolicismo basado en los ritos, representado perfectamente en la escena del bautismo del niño en el que aquellos desgraciados campesinos (porque muchos llevaban una vida realmente miserable), les preguntaban en su ingenua interpretación de lo que estaban entendiendo, si ya estaban en el paraíso. Y cómo los dos sacerdotes, tras ese incómodo momento, las dudas que les surgieran las acallan bajo la premisa de que al menos habían salvado el alma del bebé.
Si a los japoneses les bastaba con que pisaran simbólicamente alguna representación como prueba de sometimiento, a los sacerdotes les bastaba con que comulgaran y siguieran los signos de la cruz. Ambos bandos jugando a el mismo juego político de la época pero con la diferencia de que los sacerdotes no tenían ni idea de qué iba todo aquello en realidad, aferrados a su una fe cerrada, formal y muy intransigente. Ni los intereses comerciales de la época, ni la inquisición, ni que existieran también campesinos que vivían una penosa forma de vida en España o Portugal, o que la iglesia jugara a la política y amasara grandes fortunas. Andrew Garfield, Adam Driver, sus personajes, son el exponente de la otra cara de la moneda, "los soldados evangelizadores" de la iglesia que son a su vez siervos de sus señores obispos. Aquellos que se pueden pudrir en los confines de la tierra, si con ello se consigue expandir el catolicismo y con ello la obediencia a los intereses occidentales.
Y en ese papel Andrew Garfield, lo borda, es alguien con el que difícilmente se puede razonar, pero que es más vulnerable que el personaje de Adam Driver, que hace una mejor actuación y que es quien muere por la causa en la que cree ciegamente. Señalar como magnífico el papel del pescador japones que busca continuamente la confesión, el mejor después de los misioneros, y que define perfectamente la esencia del catolicismo en su vertiente más práctica. Peca que un sacerdote escuchará tu confesión y te absolverá, puedes ser un pescador, o un político o empresario sin escrúpulos y corrupto, da igual. Si te mantienes dentro de la iglesia y contribuyes, sobre todo si aportas, ya sea con influencias o dinero, puedes vivir sin respetar a los demás que el reino de los cielos estará a tu alcance.
¿Habría Jesucristo permitido que mataran a esos campesinos, delante suya, por defender la fe de la iglesia? Es la pregunta que les hacen una y otra vez, y la respuesta por supuesto no es otra que la fe en la institución a la que pertenecen, que no al mensaje original.
En definitiva es una lucha de mercado, ambientada en el siglo XVII, te ofrezco un paraíso futuro y eterno, junto a quitarte de la conciencia todo aquello que puede que te reconcoma mediante una simple confesión. Eso se vende sólo, sobre todo para unos campesinos que llevaban una vida tan miserable.
El único punto en la cinta que queda en el aire es es la actitud final,de los dos sacerdotes apóstatas, de falsa "paz" atormentados por lo que hicieron, hasta el final de sus días, eso es un final con dos lecturas.
Si a los japoneses les bastaba con que pisaran simbólicamente alguna representación como prueba de sometimiento, a los sacerdotes les bastaba con que comulgaran y siguieran los signos de la cruz. Ambos bandos jugando a el mismo juego político de la época pero con la diferencia de que los sacerdotes no tenían ni idea de qué iba todo aquello en realidad, aferrados a su una fe cerrada, formal y muy intransigente. Ni los intereses comerciales de la época, ni la inquisición, ni que existieran también campesinos que vivían una penosa forma de vida en España o Portugal, o que la iglesia jugara a la política y amasara grandes fortunas. Andrew Garfield, Adam Driver, sus personajes, son el exponente de la otra cara de la moneda, "los soldados evangelizadores" de la iglesia que son a su vez siervos de sus señores obispos. Aquellos que se pueden pudrir en los confines de la tierra, si con ello se consigue expandir el catolicismo y con ello la obediencia a los intereses occidentales.
Y en ese papel Andrew Garfield, lo borda, es alguien con el que difícilmente se puede razonar, pero que es más vulnerable que el personaje de Adam Driver, que hace una mejor actuación y que es quien muere por la causa en la que cree ciegamente. Señalar como magnífico el papel del pescador japones que busca continuamente la confesión, el mejor después de los misioneros, y que define perfectamente la esencia del catolicismo en su vertiente más práctica. Peca que un sacerdote escuchará tu confesión y te absolverá, puedes ser un pescador, o un político o empresario sin escrúpulos y corrupto, da igual. Si te mantienes dentro de la iglesia y contribuyes, sobre todo si aportas, ya sea con influencias o dinero, puedes vivir sin respetar a los demás que el reino de los cielos estará a tu alcance.
¿Habría Jesucristo permitido que mataran a esos campesinos, delante suya, por defender la fe de la iglesia? Es la pregunta que les hacen una y otra vez, y la respuesta por supuesto no es otra que la fe en la institución a la que pertenecen, que no al mensaje original.
En definitiva es una lucha de mercado, ambientada en el siglo XVII, te ofrezco un paraíso futuro y eterno, junto a quitarte de la conciencia todo aquello que puede que te reconcoma mediante una simple confesión. Eso se vende sólo, sobre todo para unos campesinos que llevaban una vida tan miserable.
El único punto en la cinta que queda en el aire es es la actitud final,de los dos sacerdotes apóstatas, de falsa "paz" atormentados por lo que hicieron, hasta el final de sus días, eso es un final con dos lecturas.