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Voto de wasdred:
5
9 de julio de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poses que ya me suenan de algo. Actores que son muy buenos y que se saben muy buenos: el no actuar, la esencia del cine; basta con mi cara, ¿te suena a algunas trasnochadas actuaciones de Pacino o Deniro?. De paso, hay situaciones dramáticas, pero con personas honestas y excelentes, que saben encajar los golpes. También sabemos que se han mantenido amigos, y que se llevan bien. Los lanzan ahí, a los dos juntos, y se queda colgando un velo de duelo actoril forzado, como una mala pose de un duelo de Leone, descolocada por no haber preparado el ambiente necesario., ni la música, ni la esencia... Le pesará, sin duda, a la carga dramática de la historia.
Por desgracia hay otra cosa: estos tíos son demasiado "calidades". Son demasiado sinceros, dignos, muy perdedores, y encima el cliché del perro. Qué buenos son mierda, cómo tiene ese corazón Ricardo, cómo sabe irse a la muerte y acogerla, cómo encaja las decepciones personales; y el Cámara, aunque pone cara tontico todo el rato, pero más listo y digno si cabe, en el fondo; qué buenos, y cómo contienen las lágrimas, joer.
A pesar de todo, todo hay que decirlo, hay escenas muy buenas. Aunque todo embutido del mismo ambiente, la película es muy hábil en saber expresar sin decir ciertas cosas. El hecho de que el personaje de Ricardo Darín tenga un carácter reservado para ciertas cosas, lo hace también perfectamente creíble. Pero el resto son cosas que pasan en el cine de ahora: una relamida y forzada pose preparada para los premios.
Por desgracia hay otra cosa: estos tíos son demasiado "calidades". Son demasiado sinceros, dignos, muy perdedores, y encima el cliché del perro. Qué buenos son mierda, cómo tiene ese corazón Ricardo, cómo sabe irse a la muerte y acogerla, cómo encaja las decepciones personales; y el Cámara, aunque pone cara tontico todo el rato, pero más listo y digno si cabe, en el fondo; qué buenos, y cómo contienen las lágrimas, joer.
A pesar de todo, todo hay que decirlo, hay escenas muy buenas. Aunque todo embutido del mismo ambiente, la película es muy hábil en saber expresar sin decir ciertas cosas. El hecho de que el personaje de Ricardo Darín tenga un carácter reservado para ciertas cosas, lo hace también perfectamente creíble. Pero el resto son cosas que pasan en el cine de ahora: una relamida y forzada pose preparada para los premios.