Olvídense de argumentos y demás historias. Esta película sólo está hecha para que la joven y (en esos momentos) desconocida actriz Rebecca de Mornay se tire a todo lo que encuentre. No es comedia, no es drama, no es comedia romántica, no es drama romántico, sólo es lo que he contado. De escándalo nada, de enredos nada, parece que sólo fue filmada para satisfacer la libido de su conocido y mediático director, que se encontraba en franca decadencia por aquella época. Fue su último trabajo.

Es una pena que un director tan reconocido en los 50 y 60 acabe degradando hasta hacer televisión y, luego, terminar con esta película.