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Voto de Santiago López:
3
Comedia. Intriga California, año 1970. A Doc Sportello, un peculiar detective privado de Los Ángeles, le pide ayuda su exmujer, una seductora "femme fatale" debido a la desaparición de su amante, un magnate inmobiliario que pretendía devolverle a la sociedad todo lo que había expoliado. Sportello se ve envuelto así en una una oscura trama, propia del cine negro. Adaptación de la novela homónima de Thomas Pynchon publicada en 2009. (FILMAFFINITY)
24 de enero de 2015
230 de 308 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad, que iba con mucha ilusión rumbo a esta película, pues la firma y filma Paul Thomas Anderson, si los hay, uno de los directores mas importantes y rabiosos del cine norteamericano contemporáneo. Si con There Will be Blood y The Master, Anderson lograba recrear un mundo de locura, ambición, poder y desolación (tanto el de una época como el emocional de sus personajes), con Inherent Vice me esperaba una continuación, una línea que confirme la peculiar maestría del realizador en una especie de trilogía cargada de grandes favores desde el punto de vista cinematográfico. Menuda sorpresa me llevé, cuando Inherent Vice me resultó una tremenda desilusión.
Sinceramente, porque no la entendí. Si bien la trama empieza de manera simple, a medida que se va desgranando cae en el puro vicio, en la pura desigualdad, en la pura ambición de abarcar y contar tanto y todo, que se pierde en la nada. Los personajes aparecen y desaparecen a diestra y siniestra, y vuelven a aparecer para luego irse con la certeza de que vuelven con nuevos giros "inesperados", provocando un estado de confusión que realmente exaspera.
Parece todo tan desordenado que realmente la historia, en vez de aferrarse a la mesura narrativa, termina cayendo en la confusión, y al final, casi la mitad de la película no se entiende. Pero nada de nada. Que el barco, que el dentista, que la asiática, que Owen Wilson que va y viene, y va y viene otra vez, que Shasta, que los nazis, y al final, todo, todo, resulta tan provocativo inicialmente, que acaba por desilusionar al transformarse en un producto de empaque bonito pero que nunca conecta, nunca llega, nunca concreta nada de lo central que se busca en toda cinta: contar algo, y contarlo bien. Todo está conectado, es cierto, pero el problema es que no se explica nada, y todos alaban eso, tratando a la historia de juguetona y traviesa, cuando en realidad, todo es un licuado de lo que sale algo con forma de algo que quiere contar algo, que no se sabe bien hacia que rumbo va, pero que ese algo, supuestamente, significa algo.
De vez en cuando, algún monólogo histriónico de algun actor inspirado como Phoenix (que se apodera de la cinta de manera brutal), Brolin o del Toro iluminan la cinta, pero rápidamente, uno se da cuenta que está tan perdido en la historia y la misma historia es una droga de un divague tal que lo único que puede hacer es esperar a ver con que nueva excentricidad Anderson nos va a sorprender en la próxima escena.
Quedando lo bonito del empaque, a nivel técnico, y el carácter andersoniano de estar mas cerca de los excesos que de la tranquilidad, no creo que Inherent Vice represente lo mas fiel e interesante del director. Es horriblemente confusa, con una muy buena historia muy mal contada, que se la da de ejercicio cinematográfico, y ni siquiera llega a explicarse bien en todo el trayecto narrativo.
Difícil, lo acepto; complejo, dos veces aceptado; pero errante y confuso, hasta luego y a otra cosa. Irritan películas de esta clase, no porque no me guste pensar o me sienta inferior cuando la veo, sino porque me resulta incómodo tragarme dos horas y media en algo que realmente no va más allá de lo excéntrico como capa de una trama tan artificial como inherente. Inherente a la nada. Nada más.
Santiago López
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