Con el motivo del 10 aniversario de Ju-on, se grabaron dos películas de escasa duración y conceptos bien diferenciados, con suertes un tanto dispares. Old Lady in White es más oscura que la otra aunque bastante menos profunda, si lo que buscas son unos cuantos buenos sustos distribuidos a lo largo de la película preferirás la facilidad visual de esta película, facilidad visual que no está reñida con un muy buen saber hacer por parte de Ryûta Miyake, que consigue lo más difícil posible: que después de haber visto 100 películas del género todas ellas iguales, Old Lady in White consiga dar realmente miedo en más de una escena, aunque su ritmo descienda de cara al final mutando a algo más profundo que terrorífico.

La maldición supuso un antes y un después en el género de terror asiático, junto a otras grandes como Pulse o The Ring, sin embargo, todo terminó viendose desbordado con miles y miles de películas similares, con argumentos que ya rozaban lo estúpido y su consiguiente remake en tierras americanas. La maldición, quizá por ser de las primeras, estaba hecha de una pasta diferente, e incluso la segunda era igual de buena que la primera. Mantener el listón después de tanto tiempo era el verdadero reto, y parece que ha sido conseguido al no perder un ápice de la atmósfera característica de la película, huyendo de una temida occidentalización y de cambios perjudiciales para la saga.

Sin duda no estamos hablando de una película mejor que sus anteriores, pero tomándola como un spin-off es más que visible y aceptable, lo cual supone un nuevo logro para los creadores.