Bastante entretenido western, dirigido por George Sherman, un director que contribuyó en gran medida al afianzamiento del celebrado género en la historia del Séptimo Arte.
Aquí todo es sencillo pero está muy bien narrado, de forma clara.
Tarda sus buenos minutos en parecerse de verdad a un western, pues hasta pasados cuarenta minutos apenas hay más que carreras de caballos. Sin embargo, pronto los acontecimientos se suceden con gran agilidad, apareciendo los tiros, golpes y persecuciones.
Todo ello en medio de un grandioso paisaje, excelentemente fotografiado mediante una preciosa fotografía a todo color, el Technicolor de la época, nada menos.
Por su parte, las dos actrices, Yvonne de Carlo y Dolores Hart, están preciosas. Howard Duff, sin embargo, no puede ser más soso. Menos mal que está respaldado por Lloyd Bridges, el padre de Beau y Jeff, antes de que cayera un tanto en desgracia a causa de sus supuestas (y quién sabe si ciertas) simpatías por la causa comunista.