Y hete aquí que existe una película indie americana en la que ni todo el monte es orégano ni el oro reluce y tal. Ya lo dice el título: ¿divertido? Ja. Y no se refiere a la calidad humorística o no de la película, sino a que no es nada divertente acabar los estudios, dejar la universidad y empezar (o acabar) con un trabajo basura o temporal. Eso le pasa a la protagonista de la película, y también a todos los secundarios yanquis que, por una vez, no parecen sacados de una fábrica de danones ni de pret- a-porter, o como se diga y escriba. Me creo a estos hijos americanos. La protagonista es majilla, pero nada comparado con esas natillas tipo Katie Holmes, a la cual recuerda, por cierto. La prima lejana y de Nebraska, sería. Y si a eso añadimos que los asuntos amorosos no le sale a casi ninguno de los chicos y chicas de la película, y si les salen no se olvidan de sus antiguos amores… (spoiler)

Me creo la película, me creo que uno de esos chicos, gafas redondas de intelectual y granos por toda la cara, intente sin éxito iniciar una relación con la protagonista, relación que no va más allá de una partida de ajedrez (y porque es uno de los propósitos de ella de cara a su nueva vida). Me creo muchas cosas que veo en Funny ha ha. Me creo que casi no haya banda sonora, porque de canciones estúpidas, vacías y carentes de significado vivimos desgraciadamente en series para hijas de mamá. Me creo que con dos duros haya gente que pueda hacer películas más que decentes en territorio USA. Me creo que no todo en la vida es de color de rosa, aunque ese color del cual está hecho la vida de todos ellos lo llevan al menos con dignidad. Me creo los rechazos que se llevan algunos de los chicos en la película. Y sí, podéis creerlo, en una película de veinteañeros en tiempos como los de hoy brillan por su ausencia tetas y culos, escenas de cama y post cama. Que podría haberlos y muy gratuitamente. Sí, amigos, otro cine es posible. Afortunadamente lo es.