Como ha quedado ya suficientemente apuntado, “Steamboy” es una película de animación de un prodigio gráfico verdaderamente asombroso y con una calidad que hay que aplaudir y reconocer. En este apartado es muy complicado competir con los artistas japoneses, entre los cuales Katsuhiro Ôtomo siempre ha sido uno de sus principales maestros.

El “problema” que tenemos muchos europeos es que estamos acostumbrados a la gran literatura narrativa del siglo XIX, y por tanto valoramos la historia, el guión, la trama… de forma esencial, más allá de la bandeja y cubiertos de lujo en que se nos presente.

Y es en este capítulo donde una vez más el ambicioso proyecto de Ôtomo decepciona totalmente. Su representación de la Inglaterra victoriana y de la época industrial no es convincente en cuanto a diálogos, personajes y situaciones. Parece más preocupado en buscar el momento donde plasmar otro bello dibujo o una explosión más, sin darse cuanta que estaba perdiendo la idea más importante que es la del mensaje que lanza al espectador.

Personalmente me parece además que todo el material es más infantil que de costumbre (los niños protagonistas son bastante odiosos), y que no termina de comprender que precisamente la ciencia ha avanzado veinte o treinta años cada vez que había una guerra importante. Es triste pero es así. Y eso de que meta árabes comprando armas modernas…pobrecillos a mediados del siglo XIX estaban con la cabra, podía haber introducido algún oriental que esos sí compraban entonces y mucho, pero claro a los de casa ni tocarlos.

Tan maravillosa en el apartado visual como plana en el mental. Ustedes eligen, yo lo tengo claro.

Nota: 5,8.