La vi en la tele, en la sobremesa. Creo que ambas cosas, horario y hábitat (cómodo sofá en casa) es lo ideal para este tipo de películas, cuando no apetece tragarse los enésimos drama o comedia románticos habituales en las siestas televisivas.

La película parece tener un tema atractivo. A quién no le apetece enterarse de lo que se enseña en toda una academia de espías, y qué decir si es la de la CIA, nada menos.

El enlace es hacer aparecer a un protagonista como chico listo, con algún trauma respecto a su padre (historia que se menciona constantemente) y que pivota sobre otros dos: uno el enigmático instructor, y otro, una compañera de promoción. Hasta ahí puede valer.

El problema es que quiere dotarse a la trama de un constante elemento sorpresivo, que pronto pierde su función pues se convierte en todo lo contrario: previsible. A partir de ahí la trama pierde todo su fuelle y yo en concreto me deslicé plácidamente hacia el desenlace intuido, con ya sólo el interés de rubricar que lo que había supuesto se confirmaba.

En resumen, que no es ninguna joya, pero como transcurre entretenidilla y sin demasiadas comeduras de coco, se deja ver si no tienes nada mejor que hacer.