Mi admiración por Jaques Tourneur es intensa. Se trata de un artesano, un poeta visual ( La mujer pirata ), un magnífico narrador ( La mujer pantera ); incluso en esta modesta producción aporta destellos visuales, estampas de una plasticidad abrumadora.

Las cortas escenas en el templo a la luz de la luna, la tenue luz en el campamento persa y el verde bucólico de los jardines y bosques en contraste con el azul celeste del mar... Estas aportaciones visuales del citado maestro enriquecen una historia simple pero efectiva hasta convertirla en un relato onírico.

Al margen de la citada simplicidad de la historia, de su esquematismo, el principal punto negro de este filme es lo relativo a los actores: el musculoso inexpresivo protagonista destroza cada escena en la que debe hablar o mostrar sus expresiones faciales, y el actor que encarna a Teócrito chirría por su extraordinaria falta de expresividad.

Se trata de una interesante película a nivel visual ( debido a la extraordinario buen gusto de su director ), con un guión simple pero efectivo y que presenta escasa calidad actoral, lo cual afecta en determinados momentos a la emotividad del filme.