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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
9
Drama Frederick Manion (Ben Gazzara), un teniente del ejército, asesina fríamente al presunto violador de su mujer (Lee Remick). Ella contrata como abogado defensor a Paul Biegler (James Stewart), un honrado hombre de leyes. Durante el juicio se reflejarán todo tipo de emociones y pasiones, desde los celos a la rabia. Uno de los dramas judiciales más famosos de la historia del cine. (FILMAFFINITY)
21 de agosto de 2008
178 de 200 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rotundo drama judicial, una de esas películas firmes y secas, de apabullante precisión y longevidad. Un guión milimétrico (drama, intriga judicial magníficamente resuelta e incluso comedia). Un guión profesional; inteligente, profesional y adictivo como de los que ya no quedan. Y una realización compacta, clásica, narrativamente impecable. Unas interpretaciones colosales, un personaje principal carismático y unas secundarios de lujo (ahí están los nombres). James Stewart relajado, bondadoso, eternamente sereno. Mención especial para la Remick y para Arthur O’Connell también. Colosales, ya digo. Joder, y C. Scott... es que todos se salen... Y no quería mencionarlos, todos sabemos los que son, pero no me resisto: Stewart, Remick, O´Connell, Scott, Gazzara... Y es que hay rostros, hay actores, que casi con su sola presencia ya salvan una película.

Y luego que por ahí anda Duke haciendo de las suyas para que el contador mitómano se nos dispare definitivamente.

Cine clásico. Cine. Con una fotografía en blanco y negro en la línea de «El buscavidas», en la línea de ese B/N de los sesenta que sigue siendo el que más me gusta, con un contraste tan acusado como las implícitas referencias sexuales, los dobles sentidos y las torvas miradas enredándose con esa atmósfera de jazz, humo y vapor de alcohol. Violencia contenida, sexo contenido, pasiones humanas contenidas. Y James Stewart en medio con su calma chicha habitual, capeando el temporal. Un puzzle de engaños, dobles sentidos y miradas. Un puzzle delicioso para pasar dos horas completamente perdido en el proceloso mundo del Common Law. ¡Qué maravillosa escena esa en la que buscan jurisprudencia entre libros, estanterías y polvo!

Una de esas películas de siempre y para siempre. ¡Qué ganas te entran de pescar, fumar, emborracharte y ejercer la abogacía viendo esta peli, coño!
Bloomsday
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