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Voto de East:
6
13 de septiembre de 2019
37 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es un claro ejemplo del salto de calidad medio que ha dado el cine español en los últimos años, sobre todo en comprensión del medio, en su faceta artesanal, en sacarle partido a la cámara, a los actores, al espacio, a la música, al lenguaje cinematográfico en definitiva.
Su primera parte es notable, una especie de thiriller afectivo, una reunión de amigos varios meses después de un hecho traumático (un suicidio), donde casi nada es lo que parece, donde se prevé que se desvelarán intimidades, proliferarán los reproches, un torrente de emociones saldrán a flote etc. En una simple habitación todo camina sobre ruedas, la aseada entrada de sus protagonistas, lo que se va desvelando, lo que se insinúa, todo suscita la atención de un espectador que se siente casi uno más de la reunión. Pero en la última parte la película recula, se desdice. Todo lo anterior se reinterpreta de una manera conveniente tras la revelación de uno de los protagonistas. Y lo que en buena lógica debe desatar las hostilidades, provocar un choque de trenes emocional entre los amigos, provoca justo lo contrario: "una mansa catarsis". Ahí la película deja de pertenecer a sus protagonistas, como si fueran totalmente distintos, o cómo si fueran personajes de papel. Desaparecen los recelos y las reprobaciones, los afectos dejan de estar enrocados, se desvanecen los conflictos, se esfuma el sentimiento de culpa.
Así lo que empezó como una reflexión crítica y en apariencia coherente sobre un grupo de amigos y sus limitaciones, sobre los perniciosos efectos que provoca la culpa o la falta de comunicación, deviene en pura complacencia. Es como si una película de Tarantino, tras la perorata de uno de sus protagonistas, en lugar de acabar a tiro limpio terminara en un banquete de boda. Ninguna historia que se precie se traiciona a sí misma.
Su primera parte es notable, una especie de thiriller afectivo, una reunión de amigos varios meses después de un hecho traumático (un suicidio), donde casi nada es lo que parece, donde se prevé que se desvelarán intimidades, proliferarán los reproches, un torrente de emociones saldrán a flote etc. En una simple habitación todo camina sobre ruedas, la aseada entrada de sus protagonistas, lo que se va desvelando, lo que se insinúa, todo suscita la atención de un espectador que se siente casi uno más de la reunión. Pero en la última parte la película recula, se desdice. Todo lo anterior se reinterpreta de una manera conveniente tras la revelación de uno de los protagonistas. Y lo que en buena lógica debe desatar las hostilidades, provocar un choque de trenes emocional entre los amigos, provoca justo lo contrario: "una mansa catarsis". Ahí la película deja de pertenecer a sus protagonistas, como si fueran totalmente distintos, o cómo si fueran personajes de papel. Desaparecen los recelos y las reprobaciones, los afectos dejan de estar enrocados, se desvanecen los conflictos, se esfuma el sentimiento de culpa.
Así lo que empezó como una reflexión crítica y en apariencia coherente sobre un grupo de amigos y sus limitaciones, sobre los perniciosos efectos que provoca la culpa o la falta de comunicación, deviene en pura complacencia. Es como si una película de Tarantino, tras la perorata de uno de sus protagonistas, en lugar de acabar a tiro limpio terminara en un banquete de boda. Ninguna historia que se precie se traiciona a sí misma.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Es especialmente desafortunada la soflama del hermano del fallecido reprochándole a un amigo su reciente triunfo como cantante solista. Ya que sin mediar ese suicidio todavía seguiría con el mediocre grupo que compartía con el fallecido. Pero el que acusa, resulta que está saliendo con la novia de su hermando fallecido, por lo que tendría que reprocharse mucho más a si mismo. Pero parece que nadie se percata de eso, ni siquiera el interpelado, el cantante. Y quizá peor es la revelación final de la novia del suicida, que confiesa que le mintió sobre el hijo que iban a tener, diciéndole que era de otro. Y nadie le recrimina nada o la hace responsable del suicidio, aunque sólo sea retóricamente. Tampoco, ni siquiera su novio, el hermano del fallecido, le pregunta o le recrimina nada (parece que lo desconocía). Es más, nadie se interesa por lo que le ha pasado a ese niño que iba a nacer, si ella ha abortado, si lo ha perdido etc. Y luego está el gran engaño (algo gratuito, por demás) urdido por hermano del fallecido, que reúne a todos los amigos (novia incluida) para informarles de que su hermano les dejó una carta a cada uno, lo que tampoco provoca ni una crítica seria por parte de ninguno de los presentes. Es como si la mentira no estuviera castigada, más bien al contrario, premiada. No sé si es algo del guión o algo que ya está instalado en la sociedad a casi todos los niveles, algo normal. O simplemente eso viene a indicar que la primera parte de la película es una excusa, una distracción, que lo único que le interesa al director y guionista es la arenga final del hermano del fallecido, que ese parece el mensaje que la película quiere transmitIr. Pero claro, para que eso se haga bien los personajes tienen que tener un comportamiento y unas emociones reales, coherentes, algo que aquí no acaba de suceder.