Realizada con muy pocos medios, un magnífico diseño de producción nos ofrece un mundo del futuro próximo, donde las drogas son legales pero no por eso menos nocivas. La falta de efectos especiales lo sustituyen por una excelente búsqueda de entornos adecuados para la ambientación de las secuencias y la creación de cachivaches electrónicos y pantallas digitales muy convincente.

Casi todos los filmes de este estilo, cine negro en un futuro próximo, tienden a compararse con "Blade Runner", aunque no tengan nada que ver; aquí no hay androides pero sí una investigación policial. Cierto es que el investigador, ataviado con gabardina, emplea su coche como una oficina, consultando en la pantalla las novedades del caso. Y como buen cine negro, un investigador solo y acechado por la corrupción policial. Un film que recuerda a otro francés, "Ares", de similar aspecto y también enmarcado en el mundo de las drogas.

El filme está bien rodado, con un director-guionista que con su pericia y un adecuado montaje, mantiene el interés de la trama, apoyado en un protagonista que parece un Jason Statham de Hacendado, aunque no hace requetebién. Una trama compleja, aunque algo previsible y con ciertos agujeros de guión que tampoco soluciona un confuso e intenso final.