Un buen anime distópico y futurista, un género en el que los japoneses son maestros. Una ciudad de metal y elevadas torres, que traspasan las nubes y esconden secretos, con un alto índice de delincuencia, cuyas autoridades usan a delincuentes como policías. Trabajadores forzados, con un collar explosivo, por si tienen tentaciones de volver a las andadas.

Tres delincuentes reclutados, cada uno de ellos protagonizará un episodio. Tenemos al guaperas, al gaijin ruso de nombre Gogol y a Benten, un aparente transexual -labios y uñas pintadas, movimientos femeninos y tacones- al que le gustan las mujeres. Todos tienen una historia detrás que interferirá con su nueva vida. Tres episodios que beben desde el thriller, a la intriga terrorífica y la acción más desatada. Un edificio controlado por una misteriosa entidad, un cyborg implacable construido por el ejército y un vampiro al más puro estilo de Morbius son los tres casos que deberán investigar en cada uno de los episodios. Tendremos una buena ración de mutilaciones, de mano del hilo de acero de Benten. No es para niños.

Los episodios se disfrutan. Unos protagonistas convincentes, dotados de personalidad, en una sociedad a la que se le echa en falta algo más de definición. No obstante, la miniserie cumple sobradamente.