Con estas palabras termina el monólogo alocado, macabro y vagamente filosófico con el que Zé do Caixao, personaje por excelencia del cine de Mojica Marins (y especie de alter ego del director), abre, como es costumbre en las películas donde aparece, recibe a los espectadores y da comienzo al film. Un film "de episodios" donde el peculiar enterrador de la chistera, la barba y las uñas interminables hace las veces de maestro de ceremonias (un poco al estilo de Hitchcock en la serie aquella de "Alfred Hitchcock" presenta) de una sucesión de tres historias macabras en las que hay asesinatos, mutilaciones, necrofilia y canibalismo, entre otras delicias para paladares enfermos. No falta de nada, vaya.

La primera, sobre el asalto a la casa de un viejo fabricante de muñecas que vive con sus cuatro hijas, tiene una estructura de cuento de miedo clásico: unos maleantes entran en un lugar que por uno u otro motivo es tabú, y lo pagan caro. Es breve, es sencilla, es violenta, es escabrosa y apoya gran parte de su interés en una atmósfera malsana que tiene mucho que ver con la siniestra presencia de las muñecas que presencian los hechos, en las que la cámara se detiene a menudo y que dan bastante mal rollo.

La segunda, sobre la obsesión de un vendedor ambulante de globos por una bella mujer, no tiene diálogos, y basa su capacidad de inquietar y repugnar en la gestualidad exagerada, como de cine mudo, del protagonista, en una puesta en escena cuasidocumental y en la combinación de situaciones escabrosas con música que uno en principio no relacionaría con escenas terroríficas (melodías de espirituales negros, por ejemplo).

La tercera, sobre un profesor llamado Oaxiac Odez (curioso nombre, ¿no?) que intenta demostrar su teoría de que el instinto es más fuerte que la moral por métodos...digamos expeditivos, es la que más recuerda a otras películas de Mojica, con su filosofía inspirada en el superhombre de Nietzsche, sus escenas sádicas, su humor negro y su enfermiza imaginería donde no faltan la sangre, los animales asquerosillos (ratas, serpientes, sapos), el sexo perverso y la mala uva.

Como en todas las películas del hombre este, el aspecto técnico es bastante modesto, las interpretaciones son muy teatrales y los diálogos son muy sentenciosos...pero también hay que decir que "El extraño mundo de Zé do Caixao" es imaginativa, morbosa y muy eficaz creando una atmósfera inquietante. Y su atrevimiento a la hora de tratar temas tabú y mostrar violencia explícita es más que notable para ser una película de terror barato de 1968.

En spoiler comento un par de cosas del final.