Esta novela maneja una de las tramas interesantes: el ayer y hoy de acuerdo con los estratos sociales, y por ende, el amor.
Pese a que tiene libretos cojonudos y al estilo cuentachistes cumple con una función ver como cambia las cosas y acomodarlas mas no el amor que no debería tener dicha estratificación social.
Notable papel de Ana María Trujillo, que personalmente, me gusta más como presentadora de televisión que como actriz; Fernando Arévalo, que antes era un humorista de Sábados felices y como actor lo hace cada vez mejor y convence de acuerdo a los papeles que le pongan; Ana María Kamper la abnegada madre de Lucrecía y Manuela; Ana Soler, la impotable, petulante y malagradecida hermana de Manuela; el cubano Mijail Mulkay en el papel estelar de Sansón con Manuela y sus hijas que viven juntos en una casa que antes tenía una compraventa y al principio se negaba en hospedarlas para defender su predio. Los demás, acordes con la historia.
Una novela que daba una mirada sobre las ironías que vivían en las clases sociales y cómo el amor los pone a prueba para sobrevivir y sobrexponer frente a las circunstancias a lo que pone la vida. Sólo nos queda como consuelo para entretener y seguir paso por paso en La quiero a morir.