Un giro radical de esta serie transformado en una película de live action. Timmy tarde o temprano tenía que crecer y le llegó su hora. Enamorarse de quien menos quería, ni estaba en su planes con un cambio extremo: Tottie. Tenía que estar pilas para no perder a sus padrinos Cosmo, Wanda y Poof en las garras del maestro psicópata Denzel Crocker y del pedante hijo del alcalde de Dimmsdale.
Una trama convincente y con efectos espectaculares, que, sin embargo, el final se la tiró de la peor manera y más si continuó con otra saga; esta vez, anónida y soporífera que se llamó: Una navidad mágica en la que no me convenció muchó por el pobre argumento y la galopante ausencia del conflicto en ella.
Para rematar ya se viene la nueva saga relacionada con el verano mágico que esperaré verla, y ojalá que la mejoren ya que las anteriores fueron bien intencionadas pero precozmente desgastadas y algo subactuadas que hacen perder el hilo de la historia.
Por último, así como Bob Esponja es su insignia perpetuada, Los padrinos mágicos, tambíen; y son las dos únicas millonarias fuentes de ingresos y audiencia de Nickelodeon que si una de ellas o ambas se le acaba, Nickeolodeon quedaría en la olla, ya que no está preparado para nuevas series más inteligentes y con el mismo acicate que está acostumbrado la audiencia infantil.