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Voto de MisteryMan:
6
5,2
1.462
Thriller
Carlos es policía. Un día, una bomba colocada en su coche mata a su mujer y deja sin piernas a su hija de 10 años. Él resulta ileso. Once años más tarde vive en otra ciudad, Barcelona, y parece una persona distinta; trabaja en una importante empresa de seguridad. Su hija parece haber superado aquel duro trauma, aunque las secuelas físicas sean imborrables. Carlos, en cambio, a pesar de los años de severo tratamiento psicológico, no lo ... [+]
26 de noviembre de 2014
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras una breve y fugaz introducción, la película se sitúa en un tiempo actual. Un contexto en el que los atentados de ETA han quedado atrás, aunque no así el dolor de sus víctimas. Creo que es de las primeras películas rodadas sobre este tema cuya acción se desarrolla en un momento posterior a la retirada de las armas por parte de la organización terrorista. En este sentido, me pareció bastante interesante, tanto el espacio temporal, como el social, en el que se nos cuenta la historia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El punto de partida que va a servir para generar ese “Fuego” en el protagonista se presenta a mi juicio demasiado precipitadamente. Echo de menos un poco más de metraje en esta introducción. Un poco más de tiempo para que pudiéramos conocer algo más a las víctimas del atentado. Incluso ver también algún pequeño apunte de la vida de los familiares del terrorista en ese 2001 (especialmente la mujer, para saber cómo era realmente ella antes y cuál era su forma de pensar). Simplemente se nos muestra la explosión, y la acción se traslada inmediatamente 13 años después.
El nudo del film se hace sin embargo demasiado largo y falto de ritmo. Se van sucediendo las escenas entre El País Vasco (Coronado) y Barcelona (hija), sin saber muy bien hacia donde vamos y qué pretende el protagonista exactamente. Aunque supuestamente el mismo está lleno de odio y rencor, no vemos en ningún momento ese carácter violento o deseoso de venganza. Es más, llegamos a pensar que es un tipo que quiere redimir su dolor, encontrando como terapia a la madre y al hijo del terrorista. Pienso que el personaje daba para mucho más y ha sido algo desaprovechado. A destacar en toda esta larga parte central de la película los papeles de Jaime Adalid y Gorka Zufiaurre, sin duda los más frescos y divertidos de la película.
La parte final es sin duda la más desacertada. Totalmente precipitada y resuelta bruscamente. El personaje principal, hasta entonces un tipo más o menos tranquilo (al que sabemos que le ocurrió algo tremendo en el pasado, pero que no ha mostrado demasiados retazos de violencia hasta ahora), se convierte en un auténtico psicópata vengativo, que bien podría ser coleguita de los de “Funny Games”. Se lleva a sus posibles víctimas a una casita rural (no entiendo muy bien porqué no ha llevado a cabo su plan antes), destapa su verdadera identidad y se propone culminar su venganza para apagar su fuego. Quizás tanta precipitación sólo hubiera podido “salvar los muebles” de una forma, y esta es, llevar a cabo esa venganza y dejar un poso de pensamiento y reflexión en los espectadores que estamos viéndola. Pero obviamente esto no es así. El directo opta por un medio-arrepentimiento y la detención del vengador.
Sobre otros aspectos de la película, el continuo uso del violín en las escenas más dramáticas y tensas, lejos de aumentar el clímax, se manifiesta como un recurso repetitivo y no siempre concorde con las imágenes que estamos viendo. La fotografía y los exteriores son ciertamente bellos; el municipio costero de Lekeitio (Bizkaia) es un acierto en toda regla. Algunos personajes y sus historias son totalmente prescindibles (la policía interpretada por Montse Mostaza y su antiguo romance con el protagonista, no aportan absolutamente nada a la historia).
En definitiva, como película, una propuesta y un escenario muy interesantes, pero que resulta algo fallida, por la falta de profundidad en los personajes y la discontinuidad del tempo narrativo. Como reflexión, algo que ya dijo Gandhi en su día: “Ojo por ojo y el mundo se quedará ciego”.
El nudo del film se hace sin embargo demasiado largo y falto de ritmo. Se van sucediendo las escenas entre El País Vasco (Coronado) y Barcelona (hija), sin saber muy bien hacia donde vamos y qué pretende el protagonista exactamente. Aunque supuestamente el mismo está lleno de odio y rencor, no vemos en ningún momento ese carácter violento o deseoso de venganza. Es más, llegamos a pensar que es un tipo que quiere redimir su dolor, encontrando como terapia a la madre y al hijo del terrorista. Pienso que el personaje daba para mucho más y ha sido algo desaprovechado. A destacar en toda esta larga parte central de la película los papeles de Jaime Adalid y Gorka Zufiaurre, sin duda los más frescos y divertidos de la película.
La parte final es sin duda la más desacertada. Totalmente precipitada y resuelta bruscamente. El personaje principal, hasta entonces un tipo más o menos tranquilo (al que sabemos que le ocurrió algo tremendo en el pasado, pero que no ha mostrado demasiados retazos de violencia hasta ahora), se convierte en un auténtico psicópata vengativo, que bien podría ser coleguita de los de “Funny Games”. Se lleva a sus posibles víctimas a una casita rural (no entiendo muy bien porqué no ha llevado a cabo su plan antes), destapa su verdadera identidad y se propone culminar su venganza para apagar su fuego. Quizás tanta precipitación sólo hubiera podido “salvar los muebles” de una forma, y esta es, llevar a cabo esa venganza y dejar un poso de pensamiento y reflexión en los espectadores que estamos viéndola. Pero obviamente esto no es así. El directo opta por un medio-arrepentimiento y la detención del vengador.
Sobre otros aspectos de la película, el continuo uso del violín en las escenas más dramáticas y tensas, lejos de aumentar el clímax, se manifiesta como un recurso repetitivo y no siempre concorde con las imágenes que estamos viendo. La fotografía y los exteriores son ciertamente bellos; el municipio costero de Lekeitio (Bizkaia) es un acierto en toda regla. Algunos personajes y sus historias son totalmente prescindibles (la policía interpretada por Montse Mostaza y su antiguo romance con el protagonista, no aportan absolutamente nada a la historia).
En definitiva, como película, una propuesta y un escenario muy interesantes, pero que resulta algo fallida, por la falta de profundidad en los personajes y la discontinuidad del tempo narrativo. Como reflexión, algo que ya dijo Gandhi en su día: “Ojo por ojo y el mundo se quedará ciego”.