La nueva obra de la factoría Apatow es, para variar, una mordaz comedia que en este caso parodia hábilmente el mundo de la música. El estrellato, la fama, y la posterior caída de un ídolo hasta su redención final y su búsqueda interior.

Dewey Cox narra, en resumen, la historia de un tipejo con ese nombre que se decide a dedicarse a la música por un golpe del destino y se acaba convirtiendo en un crack, conociendo incluso a Elvis Presley. Durante los 40 años en los que se desarrolla la historia -siempre con el mismo actor, un genial John C. Reilly-, seguimos sus pasos y los de su banda, y su contacto con todo lo que había en aquella época, como las drogas.

Todo está retratado de forma muy cómica y humana, como viene siendo sello de Apatow y todo su grupito de frikis. Y justo ahí es donde radica la fuerza de la cinta, en su guión, realmente aceptable, con momentos hilarantes que arrancan carcajadas de forma constante como pocas comedias pueden lograr. Humor negro, mala hostia y una lista de actores bastante graciosos es lo que ofrece Dewey Cox. Divierte, así que ya sabes. Si quieres pasártelo pipa durante apenas hora y media, adelante. No es "Lío embarazoso", ni conectará tan bien con los adolescentes como "Supersalidos", pero merece mucho la pena.