Bajo el amparo de LucasArts, Aldy Ray Smith fue el encargado de dirigir el primer corto considerado de Pixar, un trabajo tan inocente e imperfecto como a su vez meritorio considerando que en 1984, hace ya 26 años, lo de la animación 3D no era nada sencillo y probar suerte con un nuevo formato era casi suicida, tanto por la nula tecnología existente como por el éxito de la animación tradicional (que cinco años más tarde resurgiría, con "La sirenita", dando paso a la segunda edad de oro).

"Las aventuras de André y Wally B." era sin embargo un trabajo único, que contaba como responsable de animación y diseño de personajes a un joven John Lasseter, que sólo dos años más tarde conseguiría el primer Oscar para la nueva compañía -Pixar- y asentaría sus bases de ahí en adelante. Huelga decir, de todas formas, que aquí, en la semilla, encontramos en apenas dos minutos varios de los aspectos clave del estudio animado más notable -por su regularidad- de los últimos quince años. Introdujo en la animación digital el desenfoque de movimiento y los fondos tridimensionales complejos, es decir, a varios capeados, y sus dos únicos personajes protagonistas son homenajes a otros grandes de la historia del género: André, el protagonista, realiza sonidos en lugar de decir palabras y lleva un par de guantes blancos, un claro guiño a Mickey Mouse. De la misma forma, la abeja, Wally B, es similar a nivel de diseño a los primeros trabajos de Disney, como las flores de "Árboles y flores".

Total, una obra prehistórica, con valores imposibles de obviar y que, a pesar de tener un buen montón de años, demuestra que la comedia no envejece si el gag es atemporal, por muy sencillo o "chorras" que sea éste. Pero claro, hay que situarse en los 80; es decir, que a nivel de animación es -vista hoy- muy básica. Pero bueno, como pionera, se le perdona.