Eden Log es mucho más de lo que parece, algo que va más allá de lo que puede intuirse tras ver los cinco primeros minutos. En mi caso, este primer contacto me puso de mala leche: planos extraños, oscuridad absoluta, encuadres y efectos de luz dando lugar a una pretenciosa introducción que continúa así hasta casi su final. Poco a poco se va entrando en este laberinto, una mezcla entre Cube y Haze, como bien dice el crítico anterior, hasta llegar a un punto en el que el aburrimiento se torna en fascinación y las pretensiones van a más, hasta conseguir salirse del molde y derrumbarse sin remedio.

Hay buenas ideas en Eden Log, una metáfora fascinante con un final esperanzador, cortante, muy simbólico. Y no puede negarse que la idea es buena, pero no está bien contada. Falta coherencia y la narración es cuanto menos discutible. Así, este cóctel de oportunidades se pierde, quedando al final una única sensación, y es la de haber asistido a lo que pudo ser y no ha sido, a un escaparate espectacular, pero casi, casi vacío. Pero un escaparate que merece la pena ver, con un poderío visual innegable, especialmente siendo un debut, una mezcla entre oscuridad y luz meritoria, con unas criaturas perfectamente diseñadas y una sensación de plasticidad muy bien lograda. Casi parece un videojuego, de no ser por que hasta el videojuego más básico, digamos Tetris, presenta una historia más ordenada. De todas formas, recomiendo Eden Log a los valientes: o se ama, o se odia. Yo aún no se en que grupo estoy, aunque creo estar inclinándome hacia el más peligroso de los dos...