Con su nueva película, el realizador alemán Thomas Arslan mira cara a cara a los grandes filmes del polar y especialmente, a ejercicios como el que realizase Jean-Pierre Melville en "Le samourai" (1967). Todo se inicia con una historia convencional: un recluso recién salido de prisión decide dar un último golpe antes de dejarlo, en concreto atracar un furgón blindado. Pero claro: las cosas no iban a ser tan sencillas como uno desearía.

Todo es importante en "Im Schatten", tanto la forma como el fondo, aunque quizá sea en lo primero en lo que más destaca a pesar de que cuenta con un guión de hierro, en el que no es difícil identificarse con los personajes, sentirlos cercanos. Levantada con una técnica a medio camino entre el academicismo y la pura contención, con secuencias verdaderamente magnéticas, a pesar de su (buscada) frialdad, Arslan consigue involucrarnos en el viaje del protagonista (interpretado correctamente por Misel Maticevic) y hacernos parte de su plan maestro, que como siempre ocurre en el cine negro, en realidad acaba teniendo problemas inesperados y la cosa no sale como debería.

Lo mejor de "Im Schatten" es la forma en la que plantea una historia que ya hemos visto, apuntando al clasicismo del polar y haciendo de este ejercicio retro un arma, y no precisamente de doble filo. Sus intérpretes, unos valores técnicos discretos pero más que suficientes y la inteligencia de Arslan hacen el resto. Una buena actualización de un género injustamente olvidado, y una de las más jugosas propuestas europeas del año.