No hacía falta ningún remake de "La familia Munster", eso por descontado. Por tanto cuando Bryan Singer ("X-Men", "X2") y Bryan Fuller (Pushing Daisies) anunciaron que se encargarían de realizar el piloto basado en ese concepto el desinterés desapareció: había que verlo. El resultado es "Mockingbird Lane", un piloto de unos cuarenta minutos que fue emitido el día de Halloween en Estados Unidos con la intención de testear a las audiencias: si tenía éxito lo convertirían en serie, y en caso contrario, caería en el cajón de las cancelaciones prematuras. Después de verlo no sólo salta a la vista el porqué no le dieron directamente luz verde, sino que además se confirma que Singer, cuya última película sufrió un retraso de casi un año (de junio de 2012 a marzo de 2013) con la excusa de convertirla al 3D, no pasa por su mejor momento.

"Mockingbird Lane" tiene la estructura de una sitcom: varios personajes interactuando entre sí con personalidades muy marcadas que ocupan los huecos que otros van dejando, siendo la única particularidad de la serie el hecho de que sus protagonistas son monstruos. Tras una secuencia que sienta las bases de un conflicto y que fuerza a esta familia a mudarse se van presentando a los miembros del grupo, versiones modernas de Frankenstein, el hombre lobo, etcétera. Tristemente no hay ninguna chispa ni a la hora de crear situaciones ni en el tono -eminentemente familiar y blando- dando como resultado un episodio que no consigue ser suficientemente simpático como para que nos importe que no vaya a ser convertido en serie. Si sumamos que las interpretaciones son bastante poco inspiradas, con la excepción de un divertido (aunque pasadísimo de rosca) Eddie Izzard y que los efectos visuales son recurrentes (y espantosos) daremos con la receta para su (no) éxito: es demasiado cara (incluso siendo cutre) y no sirve para mucho. Yo no la echaré de menos.