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Voto de Estepario:
8
Drama Anders está a punto de acabar un tratamiento de desintoxicación en un centro rural. Como parte de su terapia, una mañana va a la ciudad a una entrevista de trabajo. Aprovechando el permiso, se queda en la ciudad y se encuentra con gente que hacía mucho tiempo que no veía. Es un hombre inteligente, guapo y de buena familia, pero se siente profundamente perturbado por las oportunidades que ha desaprovechado y por las personas a las que ha ... [+]
7 de enero de 2014
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuestra vida depende, como seres finitos, en darle un sentido. En eso nos consolamos, en eso buscamos un futuro. Nos ponemos entonces metas, objetivos: nos aferramos a algo. Y ese algo se vuelve nuestra vida, nuestra razón de levantarnos con buen ánimo; lo que, quizás, será nuestra 'huella'. Nuestra innata necesidad de no perecer, de dejar algo, de que nuestra vida tenga algún sentido. De que nuestro paso por la Tierra no haya sido más que para consumir oxígeno y producir desechos. Queremos, muy profundamente, que nuestra vida importe, no sólo para nosotros, sino que, principalmente, para los demás. Queremos que, si hoy dejamos de existir, haya alguien, en algún lugar, que se dé cuenta; que lo siente, que lo duela, que se alegre: que le afecte.

En 'Oslo, 31 de agosto' Joachim Trier plasma este vacío en Anders. Un drogadicto que busca reivindicarse en la sociedad. Encontrar un lugar; quizás una 'redención'. Una segunda oportunidad. Pero se siente vacío. Su vida ya perdió ese necesario 'significado'. Al lado, la gente vive ajena a él. En la brillante escena de la cafetería (lo mejor de la película, en mi opinión) Trier muestra este punto. Vemos un Anders solo, y a su lado un mundo ajeno; la gente discute sobre sus problemas, sus vicisitudes: ellos también las tienen. Pero lo más doloroso no es este lógico consuelo, sino saber que si Anders no estuviera ahí esas personas aún seguiría lidiando con su vida. Su existencia, en esa pequeño cafetería, es aislada, sórdida e invisible. Como en esa cafetería, como en todo Oslo, Anders parece ser intrascendente para la gente.

Con este tema central y muchos otros (papel de la infancia en nuestras vidas, amistad, soledad, incomprensión, etc.) Trier crea una obra no maestra, pero si muy redonda. Una obra poética que con fuertes imágenes retrata ese vació que todos tenemos o hemos tenido, pero que inconscientemente vivimos tapándolo con 'cosas para hacer', con planes, con distracciones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Estepario
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